Permítete tenerle miedo a la muerte, a cuestionarte y a pensar a veces cuándo, cómo y dónde será, pero no le tengas miedo a la VIDA, a lo que hagas, a donde vayas, a lo que arriesgues... Muchas veces no nos atrevemos a vivir simplemente por miedo a morir.
Si temes a la vida, ya estás muerto.
Feliz semana y...¡a quererse mucho!