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OPINIóN
Actualizado 02/11/2015
Andrés Barés Calama

"Era ir por la calle y cruzarme con mis amigos. Iban con su burro y la carga de millos, o de gavillas de cebada, atadas con un vencejo de centeno para preparar el hacinero*, o con haces de helechos secos, para chamuscar al marrano en el mondongo" (GALERÍA

Siempre me he sentido amigo de todos los albercanos; muchos nos han dejado, pero siempre estarán en mi corazón. Aún recuerdo mis momentos con ellos y guardo todo el cariño que me daban, con sus chascarrillos o sus gracias, con sus historias y con sus quehaceres.

"¡¡¡Hey!!!, perillán, vaite* a por medio cuarterón ande el tío Mingo", y siempre pasaba corriendo por la esquina del Tornero, le tenía mucho miedo a las calaveras de las ánimas, con su farol cintileante*, "¡¡¡jodo petaca!!!, vaya un lebrel que estas hecho, has vuelto en un santiamén", luego me daba un patacón*.

"Vaya un pelao* que te has hecho", "sí, vengo de motilarme de donde el tío Amadeo", él siempre me contaba mil historias.

Era ir por la calle y cruzarme con mis amigos. Iban con su burro y la carga de millos, o de gavillas de cebada, atadas con un vencejo de centeno para preparar el hacinero*, o con haces de helechos secos, para chamuscar al marrano en el mondongo.

Si le veía con cara de pocos amigos, le preguntaba, "es que me han robao las cebollas en los Canteros, si le cojo le doy una mandanga* que lo escuajaringo*".

Aún recuerdo al "tío Chiqui", venía del Pozo el Obispo de recoger castañas, y me regaló un pingüengüe*, era la persona más graciosa que he conocido, y con gran corazón, recuerdo que me dijo, "acabo de ver a un niño descalzo, probito* el frio que arramplaba".

Otro entrañable amigo era "Gabi, el Bomba", aún recuerdo, como le gustaba que cantara en su bar, y sobre todo a Mari, su esposa, Gabi era la persona que más sabía de caballos, aún recuerdo un espejo plaza que nos deleitó. 

Otro amigo entrañable era José "Viña", el más filósofo de todos, con una conversación inteligente y culta.

O Marcelo "El Escachao", que le encantaba tirar los cohetes bomba, más de una vez cantamos aquella canción que decía:

Eche un limón a rodar

Y en su puerta se paró

Y hasta los limones saben

Que nos queremos los dos.

Cientos de recuerdos llenan mi mente, aquellas partidas a dominó, de compañero con el médico Don Luciano, y el tío Quiliano y Don Isidro el "Boticario".

Me hubiera gustado conocer a otros muchos que visitaron La Alberca, como el hispanista francés, Mauricio Legendre, al Pintor Ismael Blat, al cineasta Buñuel, o al Catedrático de la Universidad de Salamanca Don Miguel de Unamuno, cierto que he conocido a algunos, como al escritor Antonio Gala y a un centenar de grandes pintores.

Eran muchos los amigos albercanos, el tío Jesús "Agarrante", inteligente y gran persona, Julián "El Picho", que me tenía gran cariño, Manuel "Burrera", en interminables conversaciones, los tamborileros "El Guinda", "El Chagüe" y "El Curioso", o Santiago "Colorín", en fin, sería interminable la lista de estos amigos que formaron parte de mi vida.

                                                                                                                                             Andrés Barés Calama

Jerga de La Alberca:

Vaite*= Ve, de ir. Cintileante*= movimiento de la llama del farol. Patacón*= perra gorda de diez céntimos. Pelao*=, corte de pelo. Hacinero*=, montón de gavillas para hacer la palva en la trilla. Mandanga*=, golpe. Escuajaringo*=, dejar mal parado, ajado. Pingüengüe*=, grupo de tres castañas juntas. Probito*=, pobrecito.                              

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