1. Si la fe debe quedar reducida al ámbito privado, tenemos un problema. El Museo del Prado es público y hay bastantes cuadros sospechosos. ¿Qué hacemos con el Cristo de Velázquez?
2. Claro que una cosa son la Lengua y las Matemáticas y otra la Religión. Y otra la Física y otra la Química. Hablamos de diferentes, necesarios y complementarios ámbitos del conocimiento. Hasta una ley marco como la Constitución baja al terreno de la educación integral. Artículo 27.1 "La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana" ¿Qué ecuación o qué diccionario responden a si somos fruto del azar, el producto casual y sin sentido de la evolución, o si cada uno de nosotros es querido, amado y necesario? Que levante la mano el que nunca se haya hecho, aunque sea por lo bajinis, una pregunta similar.
3. El que piense que nuestra situación es una anomalía o una peculiaridad española que se dé una vuelta por las universidades públicas alemanas. Y ya de paso, que aproveche para estudiar en ellas Teología.
4. España no es un estado laico, ni mucho menos laicista. Afortunadamente, no solo no se persiguen las creencias religiosas sino que se reconoce el hecho religioso en sí mismo como un hecho positivo para la sociedad. España es un estado aconfesional. "Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones" (art. 16.3)
5. Que un político diga que la prioridad de su generación es conseguir que España sea un estado laico, dice poco acerca de sus prioridades y manifiesta una preocupante arrogancia, hablando en nombre de "toda una generación". La prioridad de un político responsable debería ser abordar la Educación con sentido de Estado, no de forma ideológica ni partidista. Se lo debemos a las futuras generaciones para que el Informe PISA no nos siga sacando los colores, y no precisamente por la presencia de la religión en la escuela.
6. La asignatura de religión no es obligatoria para nadie. Se ofrece y la elige, voluntariamente, quien lo desea.
7. El 65% de los padres elige religión como asignatura para sus hijos en la escuela estatal. El 99% en la privada y concertada. Un político (o un Partido político) que no escucha a la gente tiene corto recorrido.
8. Los titulares del derecho a la educación son los padres, no el Estado, ni ningún Gobierno. El Estado debe ser garante y facilitador de ese derecho, no impedir su ejercicio efectivo. Artículo 27.3 de la Constitución: "los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones".
9. No existe un Concordato. Tenemos unos Acuerdos Internacionales con la Santa Sede, como tienen muchísimos países en todo el mundo. Por cierto, son de 1979, aprobados con amplísima mayoría en las dos cámaras parlamentarias.
10. En pleno desconcierto y contradicción de declaraciones, y ante la alarma generada por algunas posiciones radicales que aseguran que hay que prohibir también la religión en los colegios privados y concertados, se ha difundido la versión atemperada y ya más serena de que de lo que se trata en realidad es de sacarla del horario escolar y colocarla con las extraescolares, con la danza y el baloncesto. En muchos colegios, partiendo de un acertado diagnóstico, se ha optado por reforzar el inglés escolar con inglés extraescolar. Yo, en el caso de los colegios concertados católicos, cogería el guante, y como a la vista está que en el terreno religioso las lagunas son aún mayores que las que tenemos con el inglés, ofrecería Religión en el horario escolar (para los que voluntariamente quieran un poco) y Religión extraescolar (para los que voluntariamente quieran un poco más).
Isidro Catela
para Unomasdoce