Ahora que parece gozamos de libertad y democracia en nuestro país, sin apenas sobresaltos terroristas, parece que algunos quieren cuestionar ambas gratuitamente. Se ha creado así una atmósfera pseudoradical, republicana o secesionista con una aparente falta de capacidad de nuestros gestores políticos para resolver problemas vitales de los ciudadanos, además de una especie de pesadumbre o ideario económico dirigido, con el que se nos bombardea constantemente; pero al ciudadano le cansa tanta falta de decisión o de sentido común.
Uno de los valores que más se aprecian es el de la libertad: libertad física, política, religiosa, etc, y más se nota su auténtico valor cuando, como el preso, se está privado de ella. Pero el problema filosófico de si el hombre es realmente libre, no se plantea sobre este tipo de libertades, cuya posesión o falta son obvias, sino en el seno mismo de la decisión. ¿Está nuestra decisión predeterminada por causas que no dependen de nosotros? Hoy en día la mayoría optaría por el sí. Nos planteamos el problema de si podemos decidir o hacer libremente lo que queremos. El tipo de libertad física, social o aparente, que más se airea y del que más se habla, sin negar ni mucho menos su importancia, no es desde el punto de vista filosófico tan importante, lo es más la cuestión de la libertad de la voluntad, libertad de querer o decidir. Podemos saber si lo que queremos lo queremos libremente, queremos o pensamos, es decir, si cuando actuamos con un acto voluntario tal acto es libre y hubiera sido posible haber querido realizar o pensar un acto distinto y sentirnos igualmente libres. La voluntad humana no es nada previsible ya que siempre hay seres humanos que pueden obrar sin juicio, otros con juicio pero no con juicio libre, etc
El juicio del hombre no es sólo instintivo respecto de acciones particulares sino racionalmente discursivo, obra con libertad de juicio, pudiendo decidirse por cosas opuestas, incluso cosas que lo perjudican. Viendo a lo que estamos asistiendo en Cataluña, declaración tras declaración de sus líderes, y caso corrupción tras caso de corrupción, además de dejación de funciones, prevaricación, sedición, gasto de caudales públicos en beneficio de tal o cual partido y un largo etc. Seguimos esperando a que alguien decida algo legal, o con sentido común, con unas elecciones a la vista; mientras cada día nos preguntamos, los españoles, sí no somos realmente las víctimas o los prisioneros de un largo chantaje.