OPINIóN
Actualizado 28/10/2015
Emilio Pérez

Había escuchado su voz en varias conversaciones de teléfono, a través de las innumerables fotos publicadas le había ido poniendo cara y le había dado forma a sus gestos, había leído sus poemas profundos, desgarradores y sentidos, llenos de ternura, de imaginación y aliento, esperanza y ánimo para seguir luchando.

Marcos Ana, incansable, lúcido, cercano, amable y paciente. 93 años envuelven tu cuerpo erguido, de caminar lento pero firme, con apariencia original, sus pantalones blancos, su camiseta verde y su sombrero de arpillera con su cinta negra, elegante y llamativo.

Tomaba café sin temblarle el pulso, hablaba con la prensa pausado y seguro, leía sus poemas sin gafas ni esfuerzo alguno, los recitaba en directo mientras se acariciaba las manos y entrelazaba sus dedos relajado, con su voz susurrante y su mirada hacía el público que admirado lo contemplábamos.

23 años de presidio acompañan su vida, de los que no guarda ningún rencor ni rabia, de los que habla con orgullo y presume de volver a repetirlos y asume que forman parte de su vida sin renegar de ellos. 23 años de los que cuenta cortas anécdotas de cómo y cuando escribía, de los amigos que hizo, de las relaciones que creo, de las tristezas y esperanzas que vivió y compartió.

"Compartíamos el pan y el hambre, en las celdas empapadas de agua para no poder sentarnos ni tumbarnos en el suelo durante el día", día tras días, noche tras noche, por luchar en otro bando, por pensar diferente, por creer en la libertad, por defender la república, por no doblegar ante la dictadura.

"Presos condenados por tribunales ilegítimos", dos penas de muerte acompañaron sus días, amenazaban su vida y asomaban su muerte. Ni un atisbo de revancha, ni un gesto de dolor, ni un comentario de desprecio, solo ánimo, aliento, esperanza e ilusión que aún trasmite hacia la juventud, de la que se rodea y a la que escucha y enseña.

Sobrecogedor y emotivo, cuando habla de Miguel, de Rafael y de Neruda, de sus tertulias, de sus ratos a solas, de sus conversaciones, de sus encuentros y reflexiones sobre la libertad, sobre el cambio, sobre sus poemas, sus sentimientos y sus esperanzas. Miguel Hernández, Rafael Alberti y Pablo Neruda??que distintos y cercanos suenan sus nombres con su voz rodeada de amistad hacia ellos.

Aún nos quedas Marcos Ana, aún percibo mi emoción al abrazarte, aún se eriza mi piel al mirarme, aún surge mi sonrisa al escucharte decir, "?..de Salamanca".

"Sin ideas y sin proyecto, la vida tiene poco sentido"

Foto: Juanjopaya.es

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