Notable resulta también el paso, ciñéndose a la línea de costa, de decenas de millares de aves marinas camino de aguas más templadas. Allá van cormoranes, alcas, araos, pardelas, gaviotas, correlimos, patos negrones, alcatraces... Las perdices se apiñan en bandadas. Buena parte de los murciélagos migradores emprenden también ahora sus traslados.
Pero hay quien viaja de forma mucho más sofisticada y de paso nos proporciona uno de los grandes espectáculos del año. Muchas arañas emiten hilos de seda de decenas y hasta centenares de metros para cuando cogen viento convertirlos en una suerte de cometa que las arrastrará. Son los llamados "hilos de la Virgen", que a veces veremos por miles parcialmente iluminados al caer la tarde, cuando los mecen las suaves brisas otoñales. En suma, una lluvia de finos rayos de luz y una maravilla visual al alcance del menos intrépido de los camperos. Y mientras algunas arañas viajan, la mayoría de los insectos van buscando dónde esconderse. No sin antes aprovechar las oportunidades que ofrece la gran cosecha otoñal. Las abejas, por ejemplo, repletarán los panales con la deliciosa miel elaborada a partir de la flor del madroño, una de las pocas especies, como dijimos ya, en las que coincide la flor y el fruto. Terminarán de hacer sus puestas la mantis religiosa y los últimos saltamontes. El ciervo volante, nuestro escarabajo más grande, se esconde bajo tierra
Pero hay quien viaja de forma mucho más sofisticada y de paso nos proporciona uno de los grandes espectáculos del año. Muchas arañas emiten hilos de seda de decenas y hasta centenares de metros para cuando cogen viento convertirlos en una suerte de cometa que las arrastrará. Son los llamados "hilos de la Virgen", que a veces veremos por miles parcialmente iluminados al caer la tarde, cuando los mecen las suaves brisas otoñales. En suma, una lluvia de finos rayos de luz y una maravilla visual al alcance del menos intrépido de los camperos. Y mientras algunas arañas viajan, la mayoría de los insectos van buscando dónde esconderse. No sin antes aprovechar las oportunidades que ofrece la gran cosecha otoñal. Las abejas, por ejemplo, repletarán los panales con la deliciosa miel elaborada a partir de la flor del madroño, una de las pocas especies, como dijimos ya, en las que coincide la flor y el fruto. Terminarán de hacer sus puestas la mantis religiosa y los últimos saltamontes. El ciervo volante, nuestro escarabajo más grande, se esconde bajo tierra.