Acostumbramos a pensar que, cuando conseguimos lo que queremos, ya se ha acabado todo. Esto se ve de manera más clara cuando algo nos ha costado especialmente porque conlleve más esfuerzo y sacrificio, no valoramos y parece que se nos olvida que no fue fácil y pusimos todo nuestro entusiasmo.
Nos cuesta creer que hayamos logrado por fin eso con lo que siempre habíamos soñado y cuando llega, lo vemos como el fin, en lugar de interpretarlo como el principio.
Al conseguir tus objetivos, no estás archivando el caso, todo lo contrario, cuando el objetivo se ha alcanzado empieza todo.
Por eso a veces terminar, es empezar.
Feliz semana y...¡a quererse mucho!