En la calle de la Rúa, poco más allá del edificio encorsetado donde se reflejan en su fachada las tres religiones moneteístas -del que tantas veces hemos hablado y no nos cansaremos- nos aparece este hueco entre dos edificios, hueco que pide a gritos una solución o la sensibilidad de una mano amig
a que lo disimule.. Por aquí pasan noventa y cinco de cada cien turistas de los miles que nos visitan a diario. Pensando, que no se nos da mal, hemos encontrado la solución.
Para ello, y para que sirva de ejemplo, nos tenemos que desplazar hasta la calle de Zamora, junto a la iglesia de santa María Magdalena o de los carmelitas, donde en un agujero semejante, entre la librería y el bar, alguien con buen gusto levantó una tapia en nuestra inigualable piedra de Villamayor, esa que llaman fregadera, signo de nuestra identidad y por lo que don Miguel de Unamuno exclamaba:...y cuando el sol al acostarse encienda el oro secular que te recama.... Si el día de mañana se llega a construir, se construye que sería lo ideal.