OPINIóN
Actualizado 22/10/2015
Rosa García

Nos reíamos cuando en las películas futuristas salían malos malísimos que hipotecaban la vida de la población cobrando a los gobiernos por dejar que pasara el sol a través de una cúpula de quita y pon, o por proporcionar aire respirable a los ciudadanos.

Pues señores, el futuro ya está aquí. Nos pretenden cobrar por usar el sol para producir energía eléctrica. Motivo: si la gente empieza a compatibilizar las energías actuales con la electricidad generada por placas solares, aerogeneradores domésticos, etc?, las compañías eléctricas ganarán mucho menos. La idea es grabar con tal cantidad de impuestos a dichas instalaciones que resulte igual o más caro que la electricidad tradicional, para que la población en general, excepción hecha de los ecologistas convencidos, siga tirando del sistema clásico.

Hasta hace muy poco se permitía esta fuga de capital energético porque afectaba a muy poco hogares, y porque uno de los mayores fabricantes de placas solares era una conocida petrolera española, con lo cual todo quedaba en casa. Pero en este mundo global el mercado se está abriendo al exterior, la tecnología adelanta que es una barbaridad, y los precios se abaratan. Solución: penalizar las energías limpias y baratas para que dejen de ser baratas y su trasfondo político nos parezca muy poco limpio.

Teniendo en cuenta que el sol es una gigantesca estrella en la que afortunadamente no ondea ninguna bandera ¿como alguien se atreve a poner impuestos sobre un bien que no es suyo?

Si en un ataque de rebelión social o de necesidad económica, los españoles dejáramos el coche en casa y volviéramos mayoritariamente al uso de la bicicleta, como en los años 50, ¿nos pondrían un impuesto por la energía que producen los gemelos de nuestras piernas al darle al pedal?

Mejor no les demos ideas.

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