La importancia del buen ejemplo de los padres, se ve reflejado en esta fábula de Esopo. Decía un cangrejo a su hijo que observaba que andaba con las piernas torcidas, que se corrigiera. Madre mía, respondía el hijo cangrejo, yo no hago sino lo que veo que hacéis vos. Si andáis de la misma manera ¿cómo queréis que yo me corrija? Vos debíais haberos corregido primero. Antes de reprender a otros, debemos procurar corregirnos nosotros mismos.
¿Cómo era la familia de santa Teresa de Jesús? Teresa tuvo la suerte y el regalo de tener una familia cristiana. Sus padres y hermanos le ayudaron a tener una fe fuerte, comprometida con la vida, pendiente de Dios y con afán de buscar y vivir "la verdad de cuando niña".
A Don Alonso se le murió su primera mujer. Se quedó viudo muy joven, con dos hijos, y volvió a casarse. Teresa, nacida el 28 de marzo de1515, es hija del segundo matrimonio, de D. Alonso Sánchez de Cepeda con Dª Beatriz de Ahumada. Dos hijos del primer matrimonio más diez del segundo, hacen que en la familia de Teresa haya 12 hermanos. Al referirse a sus hermanos y medios hermanos, Santa Teresa escribe: "por la gracia de Dios, todos se asemejan en la virtud a mis padres, excepto yo".
1. Sus padres. Eran virtuosos. Hoy, a muchos no les gusta oír hablar de virtudes. Quizás podríamos decir mejor "cualidades". Sea como fuere, son especialmente necesarias para la vida, especialmente: la fortaleza, la templanza, la prudencia, la justicia, la fe, la esperanza y la caridad. Cuando Teresa habla de su infancia alaba a sus padres y dice: "No cabe duda que el tener unos buenos padres, es uno de los grandes dones que se pueden recibir en la vida". Y cuando enumera las virtudes de sus progenitores, en unas pinceladas los retrata perfectamente. En este ambiente impregnado de virtudes y cualidades humanas, de fe y religiosidad, Teresa 'despierta a la vida'. Se siente atraída poderosamente por la verdad y por las cosas eternas, tiene prisa por ganar bienes eternos. Teresa reconoce la influencia de sus padres, el cómo vivían su relación con Dios y con los demás.
Teresa era la más querida de su padre. Su padre era temeroso de Dios, hombre de verdad, honesto y leal, sensible al dolor de los otros, de mucha caridad con los pobres y piedad con los enfermos, no consintió en tener ningún esclavo, aficionado a leer libros espirituales. Jamás nadie le vio jurar ni murmurar. Muy honesto en gran manera.
Su madre era la encargada propiamente de educar a sus hijos en el rezo y en las buenas costumbres. Y también tenía muchas virtudes. Pasó la vida con grandes enfermedades. Grandísima honestidad (...) muy apacible y de harto entendimiento . Le gustaba leer, a escondidas, libros de caballerías, aunque lo hacía para distraerse de los grandes trabajos que tenía y de las enfermedades que pasó. Tenía un cuidado especial para que rezaran sus hijos y fueran devotos de la Virgen y de algunos santos.
A Teresa le tocó conocer desde niña el sacrificio, el sufrimiento, la renuncia y la muerte de lo más querido: su madre. Todo esto le hizo fuerte ante las dificultades de la vida.
Teresa era el amor de su padre. Ella tuvo la suerte de estar muy cerca de él en los últimos años de su vida. Su muerte fue la de un gran creyente, dando consejos a los presentes, encargándoles que le encomendasen a Dios.
Teresa fue educada como se hacía entonces en los hogares cristianos. Francisco de Osuna describe magistralmente en su Norte de los estados lo que se hacía: "Si fuese cosa posible con la leche avían de recibir los niños la doctrina cristiana... Y cuando el pobre viniere a tu puerta, llévele el niño la limosna porque aprenda a hacer el bien?" Como se ve no sólo le enseñaban a rezar, sino a practicar la caridad.
2. Hermanos. La buena relación entre los padres, determina la relación entre los hermanos. Durante toda su vida Teresa está pendiente de la suerte y de los negocios de sus hermanos, para ellos pide luz para que puedan hacer lo mejor.
Es importante la buena relación de los hermanos. Estas relaciones les ayudan en el crecimiento personal y social. La familia de Teresa era grande y todos ellos heredaron la virtud de sus padres. Con el que más trato tuvo fue con su hermano Rodrigo, casi de su edad, con el que se juntaba para leer vidas de santos y para planificar el ser mártires. En los "Cuatro Postes" de Ávila se suele situar el lugar donde Teresa y su hermano Rodrigo fueron alcanzados por su tío Francisco, cuando pretendían ir a tierra de moros para que los descabezasen.
En el huerto de la casa natal de Santa Teresa hay dos estatuas que recuerdan a los dos hermanos construyendo unas pequeñas ermitas. Ellos querían ser mártires o ermitaños, soñaban con grandes ideales. Teresa había aprendido desde muy niña que merecía la pena aspirar a grandes ideales, quería ser héroe. Y por fortuna siguió soñando toda la vida e hizo de sus sueños hermosas realidades.
Desde niña, aprendió a orar, a practicar sus devociones, a practicar la caridad, a dar limosna como podía. Toda esta manera de ser y relacionarse con los cercanos, la volcará Teresa tiempo después, en su familia religiosa, haciendo y consiguiendo que cada convento sea una familia, un palomarcito, donde todas han de ser amigas, todas se han de amar y querer.
En el seno de su amplia familia de sangre Teresa aprende de modo inmediato y elocuente lo que a lo largo de su vida será parte de su magisterio: buenas costumbres, decir siempre la verdad, rodearse de buenas lecturas y amistades, compartir experiencias y piedad, tratarse con cariño y corrección, y motivarse entre todos para alcanzar el ideal de ser perfectos.
Estamos en el Sínodo de los Obispos que trata sobre la familia y en estos días de festejos teresianos, creo que es una buena oportunidad para agradecer a Dios por nuestras familias y para tratar de vivir como familias cristianas.