OPINIóN
Actualizado 16/10/2015
Luis Marcos del Pozo

Mi padre siempre me dijo, y yo no le hice muchas veces caso: "líbreme Dios de los tontos, que de los listos ya me libro yo".

 Y por supuesto, tonto no es aquella persona con una minusvalía, desde mi situación personal y docente estas personas tienen mi admiración, respeto y ayuda siempre, el tonto no.

Un tonto parece más inofensivo que un listo, error, eso solo pasa en las películas y no en todas. Nos parece que el malo inteligente es peligroso, ¡que equivocación!  el gran peligro es el tonto malo.  Y tengo que volver a tirar de años y de experiencia para darme cuenta que un mal tonto es similar a una pandemia  en una ciudad burbuja.

Estos tontos  solo ven hasta la punta de su nariz y creen ver el infinito y más allá , como decía aquel personaje animado; están convencidos que no existe más verdad que la suya, son tan tontos que consideran el mundo  a solo aquello que le aplaude o piensa como él; este espécimen de tonto cree que lo controla todo, que todo lo sabe. Todo menos que es tonto. Su estulticia manifiesta lo hace creerse " hipermegalisto ,/ social, /cultural, /deportivo...

Un tonto con pedigrí, nunca se pregunta:¿me estaré equivocando?, "¿hago lo correcto?, este tonto animado no tiene lugar a la duda. De hecho algunos tontos y otros no tanto  consideran al que duda, al que se pregunta, al que llora, al que hace girar el tambor de su lavadora mental, un débil o un cobarde. No se dan cuenta que es exactamente lo contrario. Solo dudan los listos, los que ven diferentes opciones, los que su visión de lejos está operativa y la de cerca, incluso con presbicia, controlada por el -2.

Un tonto está convencido de su bondad, con el miedo que eso acarrea a sus congéneres. Es tan incapaz de evaluar su intelecto como de examinar su capacidad para generar y hacer el bien. El tonto arraigado siempre considera malos a los demás , se considera perseguido por la sociedad; ni por un momento cree que su actitud negativa genera rechazo e incluso animadversión en los demás.

A los tontos malos con curriculum extenso, y a punto del doctorado, les da igual abofetear, acuchillar o destruir lo que más quieren si con eso se deleitan ante su espejo saliéndose con la suya. El listo malo, controla sus maldades para que estas no le perjudiquen ni a él ni a los que quiere. El tonto solo por ponerse la corona seca de ganador se olvida de la planta verde que originó su corona.

Y hay tontos tan tontos, que teniendo ante sí, a su lado, lo que todo listo admira y quiere, abre la trampilla para que la caída sea más fuerte y pensar que ganó...su batalla, en la que el tonto se pegaba consigo mismo mientras el listo sufría  por verlo sangrar.

 

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