OPINIóN
Actualizado 15/10/2015
David Serrada Pariente

Desde el 12 de octubre asisto con asombro a las salidas de tono de personas que en posesión de un cargo institucional, esto es, que ostentan la representación de un conjunto de ciudadanos ya sean votantes suyos o no, o comulguen o no con su ideología política, hacen uso del cargo para generar y transmitir opiniones personales que generan más ruido que otra cosa.

 

El día 12 de octubre, la alcaldesa de Barcelona y el alcalde de Cádiz hicieron públicas a través de las redes sociales sus opiniones sobre el motivo de la celebración de la fiesta nacional en nuestro país. De sobra es conocida la vinculación de ambas ciudades con el continente americano desde el primer viaje de Colón. Relaciones políticas, desde el dominio de la corona española hasta la independencia de muchas de esas naciones, sin pasar por alto las Cortes de Cádiz; relaciones comerciales de ambas ciudades desde el año 1492 hasta hoy mismo; relaciones en el intercambio de conocimientos; relaciones en el ámbito cultural, la crucial estancia de García Márquez en Barcelona para la literatura universal o la influencia musical del nuevo continente en la ciudad de Cádiz.

 

Cuando alguien es alcalde una ciudad, desempeña un papel de representación del conjunto de los ciudadanos, es responsable de proyectar su ciudad y, además, tiene una mochila cargada de una estrecha relación con el continente americano, parece de recibo que, al menos, no confunda la parte por el todo. No confunda el papel de los conquistadores del Siglo XV con el papel de las instituciones españolas e iberoamericanas en el Siglo XXI.

 

Y si con esto no teníamos suficiente sufrimos un encontronazo con las últimas declaraciones del alcalde de Salamanca, por cierto, otra ciudad estrechamente ligada con el continente americano desde que Colón paseara por el claustro de S. Esteban, sin olvidar la influencia de nuestra Universidad en numerosas universidades iberoamericanas.

 

Venía a decir el alcalde Mañueco algo así como que el que manda en esta ciudad es él, que para eso es el alcalde, y el que no esté contento que presente una moción de censura. Señor Mañueco, sosiéguese. Mantenga la compostura, gobierne con sus concejales, haga lo que mejor considere para la ciudad y deje a la oposición hacer su labor de control y su labor propositiva. Todos queremos mejorar nuestra ciudad, sin embargo, hay quienes estamos acostumbrados al diálogo en la política y vemos como algo normal el intercambio de ideas, y otros, como usted y el partido al que representa, están acostumbrados a algo bien distinto, el ordeno y mando. Y eso, señor Mañueco, es algo que creáme, entiendo que sea incapaz de cambiar.

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