OPINIóN
Actualizado 15/10/2015
Enrique de Santiago

   El ser humano es comodón y fácilmente domesticable, de forma que basta con que un sistema comunicativo introduzca la idea de sosiego, tranquilidad, sexo o placer para que la neurona se lo crea y se convierta en verdad, o mentira, lo que el comunicador desea.  Basta con que alguien diga que el PP es sólido, creíble, fiable y tiene experiencia para que relajemos la neurona, y si de paso nos dice cuidado con el resto que os quieren engañar, ya damos al interruptor y nos ponemos en posición Off.

  Hace cuatro años, ese partido se presentó ante nosotros con diferentes banderas: la defensa de las víctimas del terrorismo, de la vida, de la unidad de España, la división de poderes, la eficiencia económica y la bajada de impuestos y, con eso, obtuvo la mayoría más amplia de toda la historia democrática.

Al minuto traicionó todos y cada uno de esos emblemas y, así, Gallardón pactó el poder judicial con el PSOE, se impuso la Ley de Tasas, se aparcó la modificación de la Ley del aborto, liberaron a los terroristas y humillaron a las víctimas, subieron los impuestos, hundieron a la clase media, recortaron a diestro y siniestro sin explicación, sin pedir perdón y, sobre todo, sin aplicarse ellos mismos el cuchillo degollador que sí aplicaron a una sociedad inerme y rendida a sus pies.

   Ahora llegan y afirman, sin rubor, que ellos son fiables y creíbles, pues si nos fijamos en los ejemplos de traición parece que no es verdad. Nos dicen que ellos son solventes y, ciertamente, lo son, pero nos han hecho insolventes a los demás. Nos meten miedo diciendo que ellos nos han sacado de la crisis y que si vienen otros corre riesgo la recuperación; pero, si salimos de la crisis, fue gracias a nuestros sacrificios y esfuerzos, no a ellos que no se aplicaron la receta; pero es que, además, desde Europa se les pidió la reducción de la magra política, y no la hicieron y, ahora, es Bruselas quien nos pide más recortes por incumplir, este año y el que viene, el déficit, precisamente por no recortar tala magra en su día.

   Que ellos son garantía de experiencia, pues sí que lo son en ir a por el sobre al partido, en robarnos, en engañarnos, en traicionar todas y cada una de sus promesas, y encima nos doman y nos piden el voto.

   La desgracia es que sólo dejan vivos a los de la izquierda, como Podemos y el PSOE, o al centro-izquierda, como ellos se proclaman, de Ciudadanos, pues cada vez que defendemos lo mismo que ellos en su día, los de VOX, somos unos ultras. ¡Que venga Dios y lo vea! Y, sobre todo, que alguien nos despierte del letargo al que nos tienen sometidos los sistemas de comunicación

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