O tontunas, simplezas o insignificancias. Cosas que sueltan los medios de comunicación y se quedan ahí, para pasmo del que las busca unos días después, que prensa escrita y hablada se vuelve más interesante pasado el tiempo. La otra mañana, repasando columnas escritas hace un par de años, me topé con el comentario que en su momento se me ocurrió hacer sobre el cierre de la Oficina de Turismo en la Casa de las Conchas, ordenada desde la Junta de Castilla y León como forma de ahorrarse dos mil euros al mes, cuando se tira el dinero a espuertas para pagar a asesores, amiguetes, coches, dietas, comisiones, mítines, panfletos?Cerrada sigue la oficina en el mejor lugar de la ciudad, ante la sorpresa de cuantos nos visitan que tienen que acudir a las tiendas de regalos o a los que caminan por las calles para informarse. La excusa de que ya existe una oficina en la Plaza Mayor no nos vale.
Otra noticia antigua. Dice el ínclito Gonzalo, ese político que se acerca por Salamanca en cuanto barrunta las elecciones; dice este señor, digo, que algo no se ha hecho bien en el Gobierno y en el PP para recibir tamaño varapalo en Cataluña. Toma, claro, de ahí el canto de las urnas, la sangría de votos, la desbandada. Ven a vivir aquí, rediela, y verás lo que se escucha en las calles, lo que te cuenta la gente sencilla y cuales son sus problemas, pasea las calles, Madrid está muy lejos. Y que se apliquen el cuento el resto de parlamentarios y senadores de cualquiera otra formación, pendientes sólo de no moverse mucho para seguir saliendo en la foto, calentar escaño y recibir por ello una buena soldada. Sí, boana?
Que no hagan como siempre hacen los políticos: lo vamos a pensar, lo estudiamos, nos reunimos la próxima semana y buscamos una solución. De tal manera que todo seguirá igual pasado un mes y después otro, y otro. El caso del niño de cuatro años al que se le ha detectado una enfermedad rara no puede esperar y la solución ha de llegar de hoy para mañana; tiene que haber una autoridad política que pueda tomar una decisión de inmediato, sin consultar a nadie, pedir informes o convocar reuniones porque de otra forma nos empezaremos a preguntar que para qué valen nuestros políticos si son incapaces, no saben o no pueden tomar decisiones.