Llevo ya muchos años como florista, a veces me parece que demasiados; pero cuando comienzo a crear un trabajo floral el tiempo vuela, mi sensación cambia; parece que fue ayer cuando me imbuí en el mundo del arte floral, en el que siempre estoy aprendiendo y nunca sé nada (como todo en mi vida).
Lo único que sé, bueno más bien lo único que siento, es como se devalúa, incluso se menosprecia el ramo de novia. Quizás aburra ya de tanto repetir que debemos valorar el arte , la formación, el diseño floral por encima de los números. Cuando una novia entra en una floristería, y su primera palabra es: " quiero llevar algo sencillo", me pone o nos pone sobre aviso de la importancia que le da a el complemento más importante el día de su boda. Detrás de esa palabra aparecerá el concepto caro y barato, pero nunca lo más importante: ¿complementa sumando a mi vestido, o resta sobre el mismo? Evidentemente no lo más caro es siempre lo mejor, de hecho en algunas ocasiones yo he regalado y regalaré el arreglo floral que me han dejado convertirlo en arte, en sentimiento. Mi pago es la palabra Bedunia a continuación de un cliente satisfecho.
Dependiendo de la formación, de ahí su importancia, se puede hacer algo original, elegante (bonito o feo es demasiado figurativo)con muy poco dinero. Pero hemos caído en la generalización de los trabajos deficientes, y de tanto verlos, compartirlos en las redes sociales, engañarnos y engañar con los likes que los acompañan, creemos que está bien realizado lo que realmente a veces es bazofia pura y dura.
Si a esto lo acompaña el pasotismo de la interesada, la ceguera ante el protocolo que cualquier evento sigue, el desinterés por la realidad y la importancia de los elementos que conforman su enlace, se genera un dolor que nace de lo más interno, allí donde la injusticia ante la falta de valoración de tu trabajo se mezcla con números que por más ceros que se añadan nunca podrán pagar el cariño, el sentimiento, el todo? que se trasmite en cada trabajo de ARTE floral.
¿Por qué, digo yo, qué no seré yo solo al que le molesta que no se valore su trabajo, formación y tiempo? Juraría que eso pasa a todo bicho viviente, trabaje donde trabaje y realice lo que realice.
Estoy colgado de mi trabajo como florista. Me hace sentir diferente, puedo crear a veces partiendo de casi nada, disfruto en cada confección, con una flor en la mano todos mis sentidos (no sé cuántos me quedan) se ponen de acuerdo para aportar cada uno su parte. Y cuando el arreglo floral es un ramo de novia añado, como decía la canción, alma, corazón, y vida pues estoy creando algo que perdurará para siempre en la retina de los que aman a la portadora de mi trabajo y por supuesto en la de la estrella del día, la novia.
Un ramo de novia, lleva mucho, mucho, pero que mucho trabajo, antes durante y después.
Antes: con una formación continua para estar permanentemente preparado para ello, no engañar con falso postureo de redes sociales y copias de intento (quiero pero no puedo) de catálogos ajenos.
Durante: diseñando, personalizando, haciendo del cómputo general pero con base en el ramo, una novia diferente, el momento irrepetible, el latido único de vestido y ramo.
Después: para seguir formándote y esperando que una novia más te dé la oportunidad de desarrollar tu sapiencia, tu arte, sin menospreciar con falsos números comparados, las horas y horas en las que tu cerebro solo existen colores, formas, volúmenes y catálogos de moda con los últimos diseños a los que acompañar en uno de los días más especiales.
No existe caro o barato, hay cosas que no tienen precio . Un ramo de novia no se hace " por llevar algo" " para una hora corta" pues por esta regla la novia iría desnuda sin complementos, natural, y aún así el Ramo de Novia haría su papel de complemento principal aunque fuera para no ver, lo que todos miran.