La última actuación del Ayuntamiento de Salamanca privatizando el deporte que los ciudadanos hacían gratis hace unos años en instalaciones municipales, ha despertado una serie de críticas que serán acalladas, si no cambian las cosas, por el paso del tiemp
Parece un contrasentido, dicen que lo democrático y lo público debieran ir juntos, la cuestión es esa relación ha hecho aguas porque no es democrática, y si lo es, pone en evidencia la prostitución actual del vocablo griego. Parecemos nuevos cuando ciudadanos y periodistas se escandalizan de que lo público pase a manos privadas, como si fuera un invento actual del Sr. Mañueco. El señor alcalde no merece esa distinción, el señor alcalde es un señor muy obediente a las imposiciones sistémicas. En nuestra memoria queda la época cuando la recogida de basuras era uno de los muchos servicios públicos que los Ayuntamientos proporcionaban a los súbditos o ciudadanos en épocas pasadas, dependiendo de los años. Así, además de la basura, el agua potable, el cuidado de los jardines, el cobro de recibos, la limpieza de las calles, el cuidado del alcantarillado, las escuelas, la circulación de vehículos, el servicio de bomberos y un sin fin de actividades municipales que dependían directamente de los ayuntamientos han pasado a formar parte del recuerdo, ocurrió en reinos, repúblicas y dictaduras, hasta que llegó esto que llaman democracia y los descendientes directos del franquismo aprendieron, para no parecer tales, que se podían matar tres pájaros de un tiro: por un lado nos hicieron creer que lo privado funcionaba mejor, con más diligencia y "mucho más barato" (ya se habían encargado de que lo público tuviera tantas deficiencias que deseásemos un servicio, decían, más efectivo y rápido), por otro, de esta manera se podrían beneficiar de ello determinadas personas sin ser políticos y de esta forma no caer en actos que pudieran parecer delictivos a los ojos de la ley y de los ciudadanos, al estar regulados "muy democráticamente", sobre todo esto último.
Digo que parecemos nuevos, porque la gente parece que no se leyó los programas electorales que ahora nos ahogan y pone el grito en el cielo porque instalaciones deportivas como la Aldehuela salmantina, que han costado a todos los salmantinos varios millones de euros -¿no decían que vivíamos por encima de nuestras posibilidades?- pasen a manos privadas para hacer negocio con ellas y que solo puedan ser utilizadas por quienes tengan en los bolsillos algo de dinero sobrante después de pagar las hipotecas, comer y vestir. Desde hace años está todo atado y bien atado: "nos hacemos ricos haciéndonos demócratas de toda la vida y democráticamente les quitamos lo que es nuestro de toda la vida también, pero que lo paguen ellos, que para eso les dejamos vivir".
A este estado de la vida social hemos llegado y me da la sensación que es irreversible a no ser que dejemos de votar a los mismos y confiemos más en nosotros que en que "nos lo arreglen todo" sin poner nada más que eso: un voto acompañado de una carta en blanco cada cuatro años. La prueba de esto último es que las instalaciones deportivas de La Aldehuela quisieron ser inauguradas ilegítimamente en plena campaña electoral después de cuatro años de especulación, tanto política como del suelo, y en un alarde de desfachatez nos cuentan que la obra pertenece a todos los salmantinos, efectivamente, pero a unos más que a otros, ya que las ganancias solo van a ir a parar a unos poquitos, eso sí, aseguradas de por vida, ya que si no llegaran a ser rentables el Ayuntamiento, es decir todos otra vez, pagaría el déficit. ¡Que maravilla! Con estas condiciones hasta el más tonto interesado es empresario, pero esto es lo que quería la gente cuando vota ¿o no? y por si fuera poco ¿para qué vamos a andar con fiestas privadas en edificios privados o públicos? para eso tenemos la mismísima Plaza Mayor, la acotamos, la enmoquetamos de verde -que Mola como el general golpista- y la privatizamos también, exactamente como hemos hecho con aceras y calles públicas llenándolas de terrazas y casetas insalubres en las segregacionistas fiestas, aunque no se pueda casi ni andar por ellas o dejando en medio solares especulativos que debieran ser la vergüenza de cualquier ciudad llamada Patrimonio de la Humanidad, y así una larga ristra de acciones municipales, que mientras se les vote, las seguirán legitimando muy democráticamente ¡qué mierda!
Ante estos desmanes hubo un tiempo de rebeldía, lo llamaron 15-M, cada día pienso más en él y he llagado a la conclusión de que hasta este movimiento estuvo dirigido -o lo hicieron derivar a ello- por el mismísimo poder en otro alarde diciendo, "qué buena es la democracia que propicia que la gente mueva las manos abiertas de par en par en señal de protesta antisistema". Pues eso, hasta que queramos, hasta que digamos ¡BASTA! pero por favor, que no sea solo moviendo las manos al aire. El espacio público ya no lo es, nos lo han quitado y les hemos dejado que lo hagan, tanto, que ni el deporte cotidiano se salva. Por último, además de solicitar que veas las imágenes adjuntas, solamente me queda decir que debiéramos hacer algo definitivo: ¡boicot al mundo exclusivo de la privatización! pero me temo que es tarde.