Si a la independencia de los que piden ser escuchados pero no dejan que otros se expresen, si a la independencia de los que se expresan para imponerse o para tratar de desacreditar a quien no piensa de la misma manera, si a la independencia de los que se
Recuerdo que cuando estudiaba Historia del Arte en bachillerato me sentí orgulloso porque a pesar de que España era el segundo país donde más expresión de arte había era el primero en la diversidad de estilos, lo que me hizo pensar que nuestra riqueza pasaba por haber sido hogar de culturas diferentes y reposo de lo mejor de cada una ellas, y eso nos daba la identidad de lo que hoy somos.
Claro está que esta convivencia a lo largo de los siglos no fue siempre pacífica, no ha estado exenta de conflictos, pero pensaba que el pasado podía enseñarnos aquellas cosas que es mejor no repetir, sin embargo somos seres humanos, es decir, profesionales de repetir la historia, especialistas en tropezar tantas veces como sea necesario en la misma piedra.
Tengo que reconocer que pensaba que eliminar fronteras era una señal de la evolución de nuestra especie, que comenzábamos a ser capaces de conseguir la paz sin necesidad de crear muros ante las diferencias, y sin embargo veo que hay cada vez más situaciones donde se quieren levantar murallas, y esto señores, no me gusta.
Es por eso que digo sí a la independencia, si a la independencia de aquellos que no respetan, si a la independencia de los que piden ser escuchados pero no dejan que otros se expresen, si a la independencia de los que se expresan para imponerse o para tratar de desacreditar a quien no piensa de la misma manera, si a la independencia de los que se sienten ofendidos por que otros enseñen sus símbolos y de los que los exhiben sólo para ofender a otros.
Y sí al respeto y la tolerancia, a las diferencias que enriquecen a todos, a la convivencia pacífica.