OPINIóN
Actualizado 27/09/2015
@santiriesco

Probablemente, mientras lees esto, yo esté en la calle rodeado de niños. Así dicho suena muy bucólico y entrañable. Un tío hecho y derecho con los críos haciéndole corro y tratando de llamar su atención y tal. Y no es así del todo.

Probablemente el domingo esté en Recife, una de las grandes ciudades turísticas de Sudamérica. Un lugar de blancas e interminables playas de arena. La capital del estado de Pernambuco, conocida como "la Venecia brasileña" por los canales que la surcan y una infinidad de puentes que le dan su punto toscano.

 

Probablemente esté entrevistando algún niño en situación de calle. O localizando a alguno de los que entrevisté hace diez años en ese mismo lugar. Y serán los mismos niños que en el 2005 aunque ninguno sea igual. Yo tampoco soy el mismo. Ahora tengo dos hijas pequeñas. Y también estoy muchos días con ellas en la calle. Nada que ver.

 

Los niños que grabé y, probablemente, esté grabando en Recife hoy, son niños que han huido de casa. Niños que han sufrido en primera persona. Niños sin nadie que les quiera. Niños sin nadie que les sepa querer. Niños y niñas violados que no saben lo que es querer ni ser querido. Niños que sobreviven con pequeños hurtos, que se colocan aspirando cola de zapatero, que no se separan de su botella de plástico. Como náufragos a la deriva cuyo único deseo es que no les vengan a rescatar?

 

Los niños de la calle son iguales en todo el mundo y no son los mismos. Me ha tocado conocerles en Cochabamba, la ciudad boliviana de la eterna primavera. Y eran los mismos y distintos que los que pululaban por el mercado de la capital malgache, en Antananarivo. Niños que sortean la muerte cada día. Diferentes y los mismos. Niños con los que bailé al ritmo de los tambores en las calles costamarfileñas de Abiyán. Los mismos y distintos niños que me encontré en el basurero tailandés de Nakon Sawan. Niños de agua, como los de la amazónica desembocadura de la isla de Marajó. Niños de la calle que ahora duelen más. Porque ya nada es lo mismo.

 

Desde que nacieron mis hijas, cuando grabo con niños, nada es igual. Los que son padres y madres no necesitan que diga más.

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