Andarán los catalanes votando ahora, y nosotros nos adelantamos a ellos ayer en la tertulia del bar de Emilio. Me gustó la charla, porque contamos con un invitado especial, uno de esos que no sé qué pinta, pero que se nos coló de rondón.
La Iglesia Católica ingresó en nuestra tertulia de la mano de obispos y cardenales. Unos, porque piden abiertamente el voto por la independencia; otros, porque se dedican a exhortar a los creyentes para que recen por la unidad de España. Y no entendemos nada. Así que no pudimos por menos que opinar y criticar.
No comprendemos que, con la de problemas que hay en el mundo, haya obispos o cardenales haciendo campaña política sobre sentimientos y territorios. No comprendemos que un cardernal, como el de Valencia, se despache asegurando que la Unidad de España la obró el Espíritu Santo, y se quede tan pancho. Como si el tal Espíritu no tuviera cosas más importantes que hacer que andar tentando a los unos y a los otros para que se alíen en torno a la marca España.
Lo cierto es que, al lado de las guerras, el hambre, los refugiados, los desaprensivos que estafan, y tantos otros problemas serios, que se dedique una sola plegaria a Cataluña y su independencia es inmoral. Inmoral lo mires por donde lo mires.
Zapatero, a tus zapatos. Dejemos el gobierno del Cielo en manos de los cielos y el desgobierno de la Tierra en manos de nuestros incompetentes mercenarios.