No son lo más importante ?en el ámbito literario, como en cualquier otro? las conmemoraciones, sino lo que suponen estas y la significación que alcanzan.
Pocos libros tan altos y logrados, dentro de la poesía española del último medio siglo, como Sepulcro en Tarquinia, de Antonio Colinas, uno de los mayores poetas españoles vivos, que, tras su larga etapa ibicenca, lleva residiendo en Salamanca ya varios lustros.
En este 2015 y, en concreto, el 30 de septiembre, se cumplen cuarenta años ya de la publicación de Sepulcro en Tarquinia. Apareció en León y su colofón ?que reproducimos? nos da clara noticia de la primera edición de la obra: " "Sepulcro en Tarquinia", volumen / XXIX de "Provincia", Colección de / Poesía al cuidado editorial de / la Institución "Fray Bernardino / de Sahagún", se acabó de impri- / mir el día 30 de septiembre de / 1975, en los talleres de la / Imprenta Provincial de León."
Sepulcro en Tarquinia es un libro perdurable. Contiene la mejor poesía escrita en castellano desde 1975, en un momento histórico clave, de transición, en el que se produce en nuestro país el paso del final de la dictadura a los inicios de la democracia. En poesía, ya a lo largo de los años sesenta, se había ido dando otro paso clave para el género: de una poesía realista y prosaica, a otra ?por obra de poetas de esa generación bautizada como de los "novísimos", a la que Antonio Colinas pertenece? más vibrante, más lírica, más intensa, más armoniosa, más universalista y más pura, que es lo que aporta la voz de Antonio Colinas a nuestra lírica.
La composición del libro coincide con la estancia del autor en Italia entre los años 1971 y 1974. Y su hilo conductor es el encuentro del mundo italiano, clásico, universal, en el que el poeta vive en ese momento, con el mundo del noroeste, de la raíz, de la memoria, que el autor adquiere a lo largo de su niñez bañezana. Como ha dicho el poeta en algún momento: "hay un sutil espíritu común [entre esos dos mundos]. La romanización es la clave de ese encuentro entre sentires y culturas."
El título de la obra está marcado también por aquellos días italianos, en los que el autor lee un libro de prosas de Pascoli, Solitario en Arcadia, en que aparece la tumba del guerrero etrusco (Tarquinia simbolizaría lo etrusco); pero, en el noroeste (el otro mundo presente en la obra), en Compostela, está la tumba del Apóstol.
Así, pues, en Sepulcro en Tarquinia, se dan la mano, dialogan el mundo de la raíz (el noroeste peninsular) con el mundo de la universalidad europea (el clasicismo italiano). Y, de modo transversal, se diseminan a lo largo de los distintos poemas, la arqueología, la cultura, la naturaleza, el misterio?
El poeta nos habla ?con un lenguaje musical, armonioso, luminoso, intenso? de la aspiración humana al amor, a la belleza, a la plenitud, al conocimiento de los misterios del cosmos. Es un libro recorrido por los grandes universales, como el origen, el amor, el tiempo, la muerte, el misterio?, que el poeta interioriza y expresa de un modo que implica y fascina al lector.
En los títulos de las tres partes del libro ?"Piedras de Bérgamo" (mundo italiano, clásico), "Sepulcro en Tarquinia", "Castra Petavonium" (mundo del noroeste, del origen)?, llama la atención la presencia, implícita y simbólica, de la piedra y de la tierra. El largo poema central, del mismo título que la obra, es uno de los hitos más altos y logrados de lo que es el poema contemporáneo extenso en español; quien lo lee sale enfebrecido y fascinado, pues supone una experiencia estética extraordinaria.
Sepulcro en Tarquinia recibiría el Premio de la Crítica de aquel momento en que apareció. Enseguida ?como intuyeron y supieron los buenos lectores? se fue convirtiendo en un libro perdurable. Y hoy es, además de un clásico contemporáneo, un libro insoslayable de nuestra poesía contemporánea.
Atraviesa la obra ?a través de la vía de un lirismo muy puro e intenso? toda una cosmovisión humanista del cosmos, del mundo y del ser humano, que hoy nos es de gran ayuda en este momento histórico de tantos desconciertos, así como de transformaciones tan profundas que estamos viviendo todos.