Mogarraz, Sierra de Francia. Agosto de 2015.
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OPINIóN
Actualizado 26/09/2015
Ángel de Arriba Sánchez
Adiós, verano, y gracias por llevarme a tantos lugares.

 

Por acompañarme a la Sierra de Francia: a Sequeros, a San Martín del Castañar, a Mogarraz, a La Alberca.

Agradecido porque bailaras con nosotros bajo la luna ardiente de san Juan en las Fiestas de Villalba de los Llanos, ese humilde lugar de gran Historia que tanto quiero, y donde duermen sus furores medievales el despoblador Enríquez y la Brava María.

Me acuerdo ahora de la tarde en que te dormiste junto a mí en la siesta bajo un álamo en la bella Ledesma, y de las veces que rodamos juntos por los rastrojos de Florida de Liébana, de Pino de Tormes, de Almenara, de Carrascal de Velanvelez, de Zarapicos, de Valdemierque,o de Martinamor.

Y de una mañana de julio en la que subimos al Arapil grande a recrear la victoria en la francesada con las buenas gentes de Las Torres y Arapiles, y por allá recorrí campos con mi ciclo como si fuera de avanzadilla en la brigada montada de don Julián Sánchez "El Charro"... gracias  también.

Amo los ecos de las buenas conversaciones  jacobeas tenidas, allá en Morilles,  con los que he encontrado en La Ruta de la Plata subiendo de las andalucías y extremaduras del sur; añoro las peregrinas pláticas la taberna de Chuchi en Miranda de Azán, y las sentadas en los poyos con los hombres de Mozarbez para parlamentar de las grandes cosas pequeñas de cada día.
 
Gracias por aquella vez en la que se me olvidó salirme de los relojes de la solana, y Rogelio me dio sombra, palabra fresca y agua del buen barro en el portal de su casa de Las Torres.  Tambiém por dejarme conocer a Luis Navarro, hombre de Valero llegado a estas llanuras, un viejo  pastor- casi nada- y que me enseño a manejar el viento cuando se limpian los garbanzos...Sí hombre, recuerda: aquella tarde que llegábamos por un camino de polvo rojo a Aldeatejada.

Muchas veces, ya lo sabes, hemos ido de la mano por el  camino de Teresa a su Alba de Tormes, y qué horas de santo refrigerio nos tomábamos en la plaza mayor de Carbajosa de la Sagrada en nuestros sudorosos regresos.

Oye, estío, compañero, ahora que veo que recoges tus lienzos, gracias por traer de los nortes de más umbría a Agustín con sus perros, sus cientos de ovejas, y de nuevo a las mesnadas del otoño de nuevo por los tesos de Castilla.

Y todo esto he tenido en tu compañía, por el coste de una embuerza de céntimos, una triste bicicleta, mucha ilusión y empeño sostenido.

Qué bueno ha sido que te quedaras conmigo en la ciudad donde todo tempo es de oro y sueño: Salam
anca , y por tantos y tan bellos, cercanos y singulares lugares de su provincia. 

Pero, sobre todo, amigo que te te vas, gracias por dejarme que cada día fuera rodando por el mundo como quien cabalga soles.
 
Enbuerza: vocablo serrano que alude a la cantidad que entra en el cuenco que hacen las dos manos juntas.

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