OPINIóN
Actualizado 26/09/2015
Tomás González Blázquez

Teresa de Jesús. La Santa.

La tarde del último domingo de septiembre la verá procesionar por las calles de Salamanca. Será un 27, como el de hace cuarenta y cinco años, cuando Pablo VI la reconoció como doctora de la Iglesia: "La vemos ante nosotros como una mujer excepcional, como a una religiosa que, envuelta toda ella de humildad, de penitencia y de sencillez, irradia en torno a sí la llama de la vitalidad humana y de su dinámica espiritualidad; la vemos, además, como reformadora y fundadora de una histórica e insigne orden religiosa, como escritora genial y fecunda, como maestra de vida espiritual, como contemplativa incomparable e incansable alma activa. ¡Qué grande, única y humana, que atrayente es esta figura!", dijo el Papa en aquella ocasión.

 

Varias décadas atrás, en 1922, el obispo Julián De Diego, con motivo del III centenario de la canonización de la patrona de la diócesis, había solicitado al claustro universitario que se pudiera exornar la imagen de Santa Teresa con los atributos doctorales, a lo que la Universidad de Salamanca accedió y aumentó con la distinción de doctora honoris causa para Teresa de Jesús, el primero concedido por la institución. Lo hizo por aclamación en sesión presidida por don Miguel de Unamuno, entonces vicerrector.

 

Este domingo, cuando el paso de Santa Teresa transite junto a nuestras dos universidades, la de Salamanca y la Pontificia, aquella incansable amiga del Señor podrá impartir una vez más lecciones en el siglo y en el claustro, en el mundo y en la clausura, en los caminos polvorientos y en las sendas del espíritu. Teresa es católica, universal. Nos enseña a huir de aldeanismos paganos y a saber cuándo deben repicar las campanas. Nos señala la hora de la verdadera libertad. Y nos demuestra que la patria, lo que se dice la patria, es el Cielo.

Leer comentarios
  1. >SALAMANCArtv AL DÍA - Noticias de Salamanca
  2. >Opinión
  3. >Andariega en procesión