OPINIóN
Actualizado 25/09/2015
Luis Frayle Delgado

Lo que queda es la imagen. Por eso los medios de comunicación la emplean profusamente. Ya no me acuerdo del nombre del niño sirio ahogado en una playa del Mediterráneo, que ha recorrido el mundo. Y se me ha olvidado también el nombre de este otro niño sirio, que huía de la guerra en brazos de su padre. Y fueron zancadilleados por una "fotógrafa" húngara, cuando intentaban cruzar la frontera y llegar al "paraíso" de Europa. Esta última imagen se completa con otra de dicho niño sirio asilado en España, de la mano del futbolista Cristiano Ronaldo, en el campo de fútbol, antes de empezar un partido, vestido con la camiseta del Real Madrid. Y, por supuesto, gozando como un "enano" (confieso que no sé como gozan los enanos). Todo ello en el marco de las noticias e imágenes, con las que nos han bombardeado estos últimos días, del padre y sus dos hijos huidos de Siria y recibidos a bombo y platillo por personalidades y entidades del deporte, que se exhiben como los más humanitarios del mundo mundial. Y de paso se hacen un poco de propaganda: aquí estamos nosotros, los más humanitarios, los mejores, que nos desvivimos por estas pobres gentes, que huyen de la guerra y tienen la suerte de haberse encontrado con nosotros. Lo positivo de esta imagen es que puede ser que muchos se enteren y se conciencien de que como ese niño y esos adultos hay millones que huyen de las guerras, del hambre y la miseria, pero que no tienen la suerte que han tenido estos, quizá porque no han sido zancadilleados por una fotógrafa en Hungría.

 

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