OPINIóN
Actualizado 22/09/2015
Ana Higles

? Hola, peque.

Eva era bastante más joven que María, pero siempre la había llamado "peque". Era una forma de hablar única. Tenía su propio léxico, una forma de utilizar la gramática a su antojo y unas dotes de oratoria que eran la envidia de muchos en aquel lugar, empeñados en presumir de sus méritos de papel. Evidentemente, no había nadie mejor que ella para lidiar con el público. Eva tenía un nombre concreto para cada uno. Maestro, Lorca, Torquemada, Simba... y así, podía desplegar toda una serie de nombres propios y ajenos con los que se dirigía el resto del mundo. "Me ahorro aprender nombres".

María era "peque" desde que podía recordar. Una vez le preguntó el por qué de aquella forma de dirigirse a ella. No tenía nada que ver con la edad, tampoco con la altura ya que eran más o menos de la misma talla. 

? Cuando se te ve cansada dan ganas de abrazarte, peque.

En muchos años de trabajo, nadie le había ofrecido un abrazo al verla triste, apagada o cansada. La gente cometía el triste error de dar por hecho que cada uno es capaz de lidiar consigo mismo. 

Eva era de esas personas llamadas a hacer temblar el suelo que pisan. Contagiaba buen humor, siempre tenía una sonrisa en la boca, un comentario irónico a punto de salir de sus labios o un gesto pícaro que captaba la atención de todos sin dificultad. Eva era un soplo de vida en aquel lugar mortecino y lleno de rencillas. Le daba igual para quién iban destinadas sus gracias y ánimos. Podía haber recibido un desplante de uno o varios y seguir manteniendo su buen humor. Nunca dejaba de ofrecer su ayuda. Jamás había privado a nadie de un saludo. Su sonrisa era un valor seguro cada mañana. 

Quizás por eso todos, María especialmente, se habían acostumbrado a recibir demasiado de Eva. Ahora que faltaba, se daba cuenta. No tenía a nadie que la escuchase, saludara canturreando "hola, peque", hiciese reír sin motivo o contase un cotilleo en el momento justo en que necesitaba olvidar sus miserias. Nadie que solucionase sus problemas sin llegar a pedírselo. Sentía como si le faltase un brazo. 

? Procura siempre que te echen de menos cuando no estés. Esa es la mejor forma vivir 7 vidas sin tener que escupir bolas de pelo.

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