OPINIóN
Actualizado 22/09/2015
Andrés Barés Calama

"Cuando llegaba de la escuela en la tarde, mi abuela ya había cocido la leche, y cogiendo una rebanada de ese pan de pueblo, me ponía una rica capa de nata con azúcar"

Acontecía que de niño teníamos a nuestro alcance manjares que ahora recordamos con nostalgia. Ya al levantarnos y acercarnos a la lumbre, veíamos como cocían las patatas en los pucheros de barro o porcelana, y el caldero donde se preparaba el belbajo* para los garrapatos antes de que se fueran al cercao* que espisparrábamos*  y echábamos en el gamellón.

Antes mi abuela me había migado pan en una cazuela de porcelana un poco escalcaboná*, donde se había recocido durante bastante tiempo, con lo cual estaba realmente delicioso.

Mi abuelo tomaba sus patatas y ese torrezno de tocino encima de un coscurro* de pan aún caliente, recién encetado*, y que acababa rañando* el corato*, acto seguido salía a trabajar al huerto, por eso allí nadie conocía el colesterol.

Mi abuela ya ponía otro puchero de castañas espolás*, con unos granos de anisetes, que me sabían a gloria, y no digamos esa capadura de chorizo envuelta en papel de estaño y metidas en el borrajo de la lumbre, otro rico manjar.

Cuando llegaba de la escuela en la tarde, mi abuela ya había cocido la leche, y cogiendo una rebanada de ese pan de pueblo, me ponía una rica capa de nata con azúcar, riquísima, y cuando no había nata, rociaba la rebanada de pan con aceite del Soto, también con una capa de azúcar.

Otro manjar eran las paratas asadas que parecía estuvieran aburás*, pero al rasparlas con la navaja quedaban de un color dorado, y las habría a mano y le ponía unos granos de sal, aún recuerdo como las comía humeantes a punto de poder quemarme, eran irresistibles y deliciosas en tiempo de invierno.

Ya en este tiempo los niños nos dedicábamos a desoriciar* los oricios para sacarle las castañas, que aún no estaban curás*, pero riquísimas por estar muy tiernas.

Cuando salíamos al campo en esos bellos otoños, algo que nos encantaban eran los cogolmillos*, seta a la que con aceite entre sus láminas y unos granos de sal,  poníamos encima del borrajo*, hasta que se asaban, deliciosos!!!.

Y ya en el invierno, me encantaba estar por las noches en la cocina, donde se ponían al amor de la lumbre las castañas pilongas que aún les quedaba su cascara interior, y así era más fácil pelarlas, mientras tanto se contaban cosas de brujería y aquelarres, que al soplar el cierzo y chirriar las ventanas de madera vieja, sentía como un escalofrío recorría mi espalda, y me asomaba a la ventana al oír el tañer de la esquila de la moza de ánimas, de la una de la madrugada, y veía como un grupo de mujeres, todas de negro, iban con sus faroles y sus rezos, que se mezclaban con el rumor del agua calle abajo.

                                                                        Andrés Barés Calama

Jerga, usada en La Alberca.*

"Belbajo"*,= comida para los cerdos, con cascaras de las patatas, frutas caídas, y gamonitas. "Cercao"*= Finca en la dehesa donde se llevaban a los cerdos. "Espisparrar"*, =estripar. "Escalcaboná"* = saltado el esmalte, "Rañando"*, = raspar con los dientes. "Corato"* = Cuero del cerdo. "Espolás"*= castañas cocidas en agua con un corte en su cascara. "Aburás"*, = quemadas. "Desoriciar"* = pisar el oricio haciéndolo rodar para doblar sus pinchos y no picarse al sacar las castañas. "Curás"*, = maduras. "Cogolmillos"*,= Seta (Macrolepiota Procera).

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