OPINIóN
Actualizado 22/09/2015
Emiliano Tapia

En estos días estamos escuchando y siendo testigos de las valoraciones que los partidos políticos presentes en el Ayuntamiento están haciendo a los cien días de su presencia en la Corporación. Son los Concejales que como consecuencia de las elecciones del pasado 24 de mayo, salieron elegidos para gobernar la ciudad de Salamanca, mejorar la calidad de vida de sus gentes y poder poner a esta ciudad en un lugar más habitable para todas sus personas.

No pretendo, porque no me corresponde ni me siento con los datos suficientes, como para valorar sus opiniones, todas de ellas de optimismo y cumplimiento hacia sí mismos y de actuación nefasta de los demás. Por lo menos así lo percibo en general.

Solamente quiero reflexionar echando la mirada y la memoria atrás para recordar como vecino de esta ciudad, lo que escribía el día 26 de mayo en este mismo espacio de opinión, y continuar manteniendo algunas de las opiniones que ese día recogía.

Creo que casi nada ha cambiado en esta ciudad y sus barrios, en sus propias gentes. Veo y siento extrema indiferencia. Y quise recoger aquel día que quienes primero tenían que sentir las consecuencias de una nueva Corporación tenían que ser los ciudadanos y ciudadanas; y en especial, las que viven en mayor precariedad y empobrecimiento. No me atrevo a sentir que algo distinto se vislumbra en esta ciudad.

Por el contrario continúan creciendo las diferencias económicas y sociales entre muchos colectivos de esta ciudad; lamentablemente los de casi siempre, en algunos casos de tiempos ancestrales. La desesperación de muchos jóvenes termina en el mismo lugar, abandonando nuestra ciudad y provincia.

Siempre he defendido la humanización de los barrios, sobre todo con la mejora de los recursos e infraestructuras en servicios fundamentales en educación, cultura o salud; y no parece que se haya puesto el dedo de manera decidida en estas medidas, que por ejemplo, en educación, puedan tener ya una repercusión en el presente curso. Que se lo pregunten a muchas familias de los barrios cercanos al que yo vivo en el trastormes.

El objetivo de todo ser humano que es poder cuidar la centralidad de su vida y la de los más cercanos, no sé si es música que esté sonando de otras maneras.

Siempre he creído que esta sociedad ya no va a procurar acceso al empleo para algunos colectivos y personas. Nos lo dice la experiencia. Y en este momento parece que en menor medida. Ante esta dura realidad el propio sistema y quienes le protagonizan principalmente nada se atreven a decir y hacer en la apuesta por las Rentas básicas como instrumento y herramienta en el reparto de la riqueza, que es verdad que cada vez es más, pero también en menos manos.

Poco han cambiado, o casi nada, en la reducción de salarios a Alcaldes y Concejales, de manera general. Poco se ha cambiado en asesores personales o de cargos con unas retribuciones escandalosas; poco han cambiado demasiadas cosas.

Quiero creer que la valentía en otras apuestas y cambios profundos van a suceder a partir de estos momentos; en los próximos meses. ¿Por qué no puede ser así?

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