Millones de cristianos son hostigados cada año en países donde crece la intolerancia religiosa. Destacamos la labor que realiza Puertas Abiertas, una entidad cristiana con sesenta años de creación.
El tema de los refugiados nos lacera cada día. Las últimas noticias nos informan acerca de cómo se incrementa la avalancha de personas en las fronteras de Croacia, Hungría, todo por llegar a Alemania, sinónimo de futuro esperanzador, aunque esta imagen se va diluyendo por los ataques xenófobos. La desesperación de estos seres humanos como nosotros nos conmueve.
Justamente en estos días convulsos por estas oleadas humanas, en una charla sobre la iglesia perseguida tomé consciencia que, en medio de las mismas, miles y miles de cristianos también huyen de la persecución por sus creencias. Pude conocer a través de la voz de Daniel Fiz, representante de Puertas Abiertas, una entidad cristiana que acaba de cumplir 60 años prestando sus servicios a los cristianos perseguidos. Su sede internacional está en Holanda, pero la organización cuenta con más de 20 oficinas alrededor del mundo y trabaja en 60 países.
Como nos amplió Fiz, "Puertas Abiertas trabaja en contacto con organismos internacionales e instituciones, para denunciar las injusticias y la violación de los derechos humanos, con el fin de mejorar la situación de los cristianos y garantizar sus derechos. Asimismo presta asistencia jurídica a los cristianos que son juzgados y encarcelados, así como a los familiares de los mismos".
Al preguntarle sobre la actuación de la entidad ante la problemática de los refugiados, comentó que, "en referencia a la actual crisis migratoria, se habla mucho del gran número de personas que está llegando a Europa, pero no se oye demasiado sobre aquellas personas que permanecen en sus países de origen y que continúan sufriendo las devastadoras consecuencias del avance de los extremistas y las luchas internas en muchas partes de estas regiones. Puertas Abiertas está focalizando su trabajo y esfuerzo en ayudar a aquellas personas que NO han salido de sus países, que continúan sufriendo por causa de su fe y que en muchos casos han quedado en el olvido. No obstante, como ministerio no somos ajenos a la imperiosa necesidad de ayudar a aquellos que están llegando a nuestro continente en general y a nuestro país en particular. Como ministerio cristiano nos hemos unido a la iniciativa de presentar un frente común, una respuesta única que pueda ser coordinada y organizada de la mejor manera, y por ello somos partícipes de la gestión que está llevando a cabo la entidad Diaconía (www.diaconia.es), a la cual referimos para mayor información sobre los proyectos sociales que se han puesto en marcha con este fin".
Resulta encomiable la labor de Puertas Abiertas en la defensa del derecho que tienen los cristianos de expresar su fe, de poder tener una Biblia en casa, algo que deberíamos ver como normal en este tiempo donde se expresa a voz en cuello el clamor por la defensa del derecho a la vida, a la dignidad de las personas en todos sus aspectos, a la libertad religiosa.
Cómo no actuar al conocer testimonios como el de una mujer en Corea del Norte que acabó en un campo de concentración, junto a su familia, solo por el hecho de copiar textos de la Biblia. Otras tienen que renunciar a su fe para que no asesinen a sus hijos. Destacable es que muchos de los que colaboran en las actividades en estos países de riesgo son mujeres, viudas de pastores que han sido asesinados en el ejercicio de su labor para Dios y que lamentablemente son consideradas como ciudadanas de segunda. Realmente extraemos una gran enseñanza y estímulo de estas personas que es la de enseñarnos a vivir la vida cristiana cuando las cosas no van bien. A tener contentamiento en toda circunstancia; algo nada fácil lo sabemos. Pero vemos que ellos lo consiguen por fe. Me quedo sin palabras, no puedo rebatirlo.
Y existe un listado muy amplio de países donde ser cristianos conlleva un riesgo tremendo tales como: China, Indonesia, Bangladesh, Camerún, Níger, Laos, Vietnam, Brunei, Colombia, Mauritania, Egipto, Kirguistán, Filipinas del Sur, Maldivas, Myanmar, Tayikistán, Kasajistán, Marruecos y un largo etcétera; este año hay tres países donde el nivel de riesgo es mayor: Corea del Norte, Siria e Irak. De este último acaban de salir miles de cristianos bajo amenaza de muerte por parte del Estado islámico.
En Turquía ha habido en estos días una campaña de amenazas a quince iglesias y organizaciones cristianas. Impactante son los testimonios de los cristianos que siguen empeñados en continuar con sus actividades y en la búsqueda de nuevas oportunidades. En Nigeria, en enero más de 70 iglesias fueron atacadas, pero a pesar de que sus locales fueron incendiados, continúan reuniéndose en locales provisionales pues creen que seguir a Cristo merece la pena.
Por todo ello, es necesario que Puertas Abiertas continúe apoyando a los que deciden permanecer en los países mencionados. Son miles y miles que necesitan no solo apoyo espiritual, sino ayuda humanitaria, pues han perdido sus casas, familia, empleos... Y necesitan volver a recomenzar, superar los traumas, recuperar su dignidad.
Damos gracias a Dios por vivir en un país donde hay libertad religiosa, como es el caso de España, donde "Puertas Abiertas trabaja con iglesias y organizaciones sociales para sensibilizar a un mayor público sobre la realidad de la persecución de los cristianos; reta a los cristianos a seguir lo que nos enseña la iglesia perseguida, invita a la oración y al apoyo económico, a denunciar la injusticia y a comprometerse con la causa de los cristianos perseguidos", según informan en su web: www.puertasabiertas.org
Hace unos días la Alianza Evangélica Española se lamentaba por "la laxitud de los gobiernos e instituciones europeas" a quienes considera "cobardemente insensibles y callados ante el genocidio de cristianos". Nos preguntamos si estos no tienen los mismos derechos que otras minorías, en este caso a tener libertad para elegir su creencia, decidir libremente seguir a Cristo; Cristo, el que vino a este mundo por un tiempo en busca de mejores horizontes para nosotros, sin echar mano de su superioridad para acceder a privilegios. Se humanó, humillándose. Tuvo que hacer cola para empadronarse, luego huir a Egipto como tantos perseguidos que huyen de la intolerancia de todo tipo, porque Herodes quería matarlo. Llegó a tierra extraña donde otrora su pueblo había sido esclavo. Llega buscando asilo, y no nos cuesta imaginar que en esas condiciones su familia no tuvo facilidades a la hora de buscar vivienda, un trabajo, ayudas sociales. No se nos dice nada al respecto, pero sí que nunca hizo uso de sus privilegios divinos. Entonces imaginas la dureza de su estancia en la tierra del Nilo, como la de cualquier ciudadano de a pie. Como la de tantos desplazados de hoy que vemos vagar en busca de refugio.
Él es nuestro ejemplo porque pasó por lo mismo. Y los demás somos sus manos, sus pies, su voz, en este mundo para continuar su labor. Y así lo entienden los miembros de Puertas Abiertas que cuentan historias conmovedoras, pero también actúan para que los que gimen puedan vislumbrar otro horizonte. El 24 de octubre tienen su VII Encuentro de Oración por la Iglesia Perseguida. En Salamanca, esta jornada de oración se llevará a cabo en la iglesia evangélica de Calle Volta 23, a las 18.30. Las puertas estarán abiertas para todos los que estén interesados.
Texto: Jacqueline Alencar