Dicen que las noches son largas, en especial si uno permanece en vela por circunstancias ajenas a su voluntad. Algo parecido les ocurrió a los vecinos del cruce de la avenida de Portugal con la calle María Auxiliadora; resulta que los
obreros, en esa vorágine de obras en numerosos puntos de la ciudad, excavaron una zanja para una acometida del tipo que fuere, oiga, que para el caso que nos ocupa es lo mismo. Les dio tiempo a abrirla, no a terminar los trabajos y menos a cerrar la trinchera que abrieron.
La solución al marcharse: dos chapas colocadas como al caer, sin cuidado alguno, que supusieron un martirio para los ciudadanos durante toda la vigilia. Y dirán que era necesario, que solamente fueron unas horas, estamos de acuerdo, pero existen maneras muy sencillas de dar menos 'la lata', unas gomas bajo las chapas, por ejemplo, que sería lo lógico cuando de lo que se trata es de respetar al ciudadano.