"Para mi escribir significa dar testimonio de la época en la que vivo, reflejar otras realidades que me evadan de la realidad áspera en la que vivimos", afirma en una entrevista a SALAMANCArtv AL DÍA
El escritor del lenguaje puro, apegado a la realidad del hombre. Uno de los mejores novelistas españoles a la hora de reflejar la crudeza y la crueldad de la Guerra Civil. El ensayista que ama su tierra. El poeta comprometido. Autor de una importante obra literaria reconocida por la crítica más exigente. Un escritor que no deja al lector indiferente. Agustín Salgado es un hombre sabio, de muchas palabras, un gran conversador, con muchas historias que contar, algunas de ellas para la entrevista concedida a SALAMANCArtv AL DÍA.
Agustín Salgado nace en Arabayona de Mógica, pueblo natal de su madre, en 1932, durante el permiso de verano de su padre de ocupación militar. Pocos meses después de su nacimiento su madre muere y es cuidado por diferentes mujeres del pueblo.
Unos años después Agustín Salgado es trasladado a Valladolid y posteriormente, en 1936, con el estallido de la guerra civil española, vuelve a Arabayona, donde recibe por herencia materna su vivienda actual.
En Arabayona se prepara para cursar bachillerato, que inicia en Los hermanos Maristas, y concluye en el colegio Fray Luis de León como consecuencia de la pérdida de su beca de estudios. Además, pasa el verano en El Pedroso de la Armuña, pueblo en el que veranea y trabaja a la vez que estudia en Salamanca su residencia habitual.
Tras finalizar bachillerato realiza la mili voluntaria, siguiendo con la tradición familiar, aunque él hubiera preferido estudiar filosofía, lengua o historia. Tras fracasar en su intento de ingreso en la academia militar, se traslada a Barcelona y comienza a trabajar en una cementera como jefe de transportes y escritor a tiempo parcial. Al mismo tiempo, Salgado comienza su carrera universitaria en Derecho, pero poco después pide el traslado a Filosofía y Letras. Finalmente se licencia en filología hispánica, dedicando su tesis a la obra de Jorge Guillén, recomendada por José Manuel Blecua, padre del entonces director de la RAE. Sus primeros relatos aparecen en la revista Ínsula (Madrid), pero debido a su ideología, reflejada en sus obras, sufre censura; así pues, en 1969, comienza a publicar en México, en la revista "El cuento", en la que su relato Las palabras y las moscas, censurado en España, ve la luz.
En 1959, Agustín decide abandonar su trabajo en la cementera por desacuerdos empresariales y opta por dedicarse íntegramente a la literatura. Además elabora ensayos históricos sobre las localidades de Arabayona y El Pedroso de la Armuña, donde, gracias a la dedicación del escritor sobre este pueblo, se le dedica una calle.
Actualmente, a sus 84 años, sigue escribiendo, habiendo finalizado en meses anteriores su última novela aun inédita, titulada provisionalmente como El aguzanieves es un pájaro de invierno, El bueno de un sueño o La espada de la ira. Comparte su residencia entre la casa de Arabayona y la ciudad de Barcelona. Próximamente saldrá a la luz el libro de relatos Del color de la lluvia y otros relatos, editados por la Diputación de Salamanca
Tras la biografía que Agustín Salgado nos ofreció, también accedió a respondernos a unas breves preguntas.
¿Qué significa para usted escribir?
Es una necesidad que siento. Necesito sentarme a escribir dos o tres horas al día, a veces con disgusto, porque no sale ni renglón y medio. Para mi escribir significa dar testimonio de la época en la que vivo, reflejar otras realidades que me evadan de la realidad áspera en la que vivimos.
¿Ha pensado alguna vez en dedicarse a la literatura juvenil?
Si, de hecho escribí un libro de relatos que no llegue a publicar. En realidad empecé escribiendo poesía, pero me di cuenta de que no he nacido para poeta. La poesía de Agustín Salgado ?refiriéndose a sí mismo- es áspera, le falta el ritmo y musicalidad; es una poesía que como dice Leopoldo de Luis en el prólogo de La espiga y el barro, respira por la abierta herida. Después de esto no volví a escribir poesía porque me merece un respeto enorme; sin embargo, soy un apasionado lector de poesía. Hay magníficos poetas en Salamanca, los recordados Ullan y Aníbal Núñez y los actuales José Luis Puerto, Raúl Vacas, José Antonio González y otros y por supuesto, el ''cuasi'' Salmantino Antonio Colinas y entre los prosistas la extraordinaria Carmen Martín Gaite y Luciano G. Egido entre otros.
En su época, debido a la censura, ¿pensó alguna vez en alejarte de ciertos temas un tanto conflictivos?
No, no, no. ¡Mira! ?dice Agustín Salgado mientras ríe y señala los tomos de sus últimas obras- Y aún sigo escribiendo sobre asuntos de hoy y al final de lo mismo, sobre la realidad que vivimos.
¿Qué le aconsejaría a las nuevas generaciones de escritores?
Les aconsejaría que hicieran lo mismo que hago yo: ser notarios de la realidad que viven. Yo creo que en sus libros se debería reflejar el mundo actual.
Publicaciones:
Poesía:
La señal de las palabras (1969)
La espiga y el barro (1972)
Poemas de otoño (1998)
Relatos:
El ábrego y otros vientos (Méjico, 1972)
Memorial de vientos (1991)
El habitante del aire y otros prodigios (2002)
Novela:
Trilogía: Las Tierras
La Grama (1981, 2001, 2008)
Ensayos históricos:
Arabayona de Mógica y el priorato basiliano del Santísimo Cristo de Hornillos (1995)
En torno al Cristo de Hornillos (2002)
El Pedroso de la Armuña (2008)
En Llanuras de Salamanca, el estudio titulado El silencio de la llanura. La soledad luminosa.
Premios:
Premio De Cuentos Caja de Ahorros de León (1972)
Premio Cáceres de novela corta (1974) con la novela Tierra desolada, publicada bajo silencio administrativo después de estar prohibida enteramente por la censura.
I Premio Iberoamericano de Cuentos (Méjico, 1975) con Las apariciones, censurado por el editor del libro de relatos Memorial de vientos, que aparecería en El Habitante del aire.
Marta Martín Sánchez
Fotografías: Saúl Martín Sánchez