El castellano, el español, nuestra lengua tiene un valor cultural incalculable. Económicamente, casi también. Las cifras que rodean la gestión de nuestro idioma empiezan a fijarse en los libros de contabilidad y arrojan esperanzadores mensajes. Una industria silenciosa con un poder humano incalculable de coste de producción más que asumible.
Joseph Nye fijó el concepto de poder blando, resumiendo tanto como tratar de reducir el océano atlántico al contenido de una botella de agua, como la capacidad de influencia internacional mediante el uso de las herramientas culturales apoyado en los medios diplomáticos. Si unimos en la misma mano castellano, diplomacia internacional y geopolítica, tenemos un trio de ases. Idioma, Instituto Cervantes y España son los 3, Salamanca nos daría el póker para ganar.
En este poder blando, nuestra Universidad de Salamanca se está moviendo con maestría. Guante blanco en las relaciones diplomáticas, habilidad para las negociaciones y buenas cifras de negocio. La reciente puesta en marcha del Servicio Internacional de Evaluación de la Lengua Española (SIELE) con la Universidad Nacional Autónoma de México, el Instituto Cervantes y la USAL es la piedra de toque de ese poder blando. Ahora hay que mover piezas geopolíticas en esta estrategia de la enseñanza, formación y certificación del español/castellano.
Las previsiones del Instituto Cervantes hablan de 750.000 inscritos previstos para los próximos 5 años. Si, emulando a esa musa de la Hacienda Pública que fue Lola Flores, "Si una peseta me diera cada español, pero no a mí, a donde tienen que darla, quizás saldría de la deuda" podríamos asegurar que si un euro se dejara cada estudiante de español en su certificación, empezaríamos a dejar atrás la crisis? Lejos estamos de los 4 millones de certificaciones que expide la Cambridge University a 200?, pero en eso estamos ahora, en hacer bien el trabajo que siente las bases del futuro. Va a ser difícil que los amantes del dinero fácil, rápido y corrupto esperen a meter la mano, querrán hacerlo cuanto antes, pero cuánto ganaríamos con un bien compartido como puede ser este trabajo con el idioma.
España no está trabajando bien este asunto. Un bien intrínseco como es nuestro idioma se ve manoseado por el fomento de otras lenguas, vapuleado por una política nefasta en materia de leyes de educación y mal defendida por una importante masa de trabajadores de la educación que solo piensan en la bendita oposición, sueldo fijo, 14 pagas, 2 meses de vacaciones?
Al mismo tiempo, nuestros asesores de Gobierno distan mucho de estar tan formados como Joseph Nye, ya de nuestros asesores locales ni hablamos. Una cosa es que Salamanca ostente los títulos de "muy culta", "Docta" y "Sabia" y otra bien distinta están demostrando sus representantes públicos en estos días recientes.
En la comparación de promoción de idiomas entre alemán, francés, español y chino, todos ellos considerados como los más influyentes culturalmente en el poder blando, llama la atención como España es, de los 4 países el de menor presencia económica global según el índice Elcano de Presencia Global. Queda mucho trabajo entonces por hacer. Hay un mercado de casi 560 millones de personas entorno a nuestro idioma.
La Universidad está trabajando muy bien y el resto de instituciones, muy pobremente. La Junta de Castilla y León ha optado por la vía del "laissez faire, laissez passer" (dejar hacer, dejar pasar), el Gobierno de España con su pírrico esfuerzo económico en estos Presupuestos Generales mantiene la línea de vida al proyecto 800 aniversario y el Gobierno Local sigue empeñado en doblegar a la USAL a firmar concesiones en materia de construcciones ligadas el 800 aniversario para conseguir su apoyo. Vamos, que cultura sea apoyada por el apoyo al ladrillo, menos mal que algunos aún no se doblegan al ladrillazo a la cultura que eso supondría.
Tenemos mucho trabajo por delante y esperemos que la USAL pueda rodearse de buenos compañeros de viaje. Entre ellos, la línea de la Unión Europea de apoyo a la cultura, cuyos presupuestos muchas veces se quedan sin gastar en materia de cultura por falta de proyectos firmes. Este lo es, a ver si en lo que queda de año, año en el que celebramos el 30 aniversario de la entrada de España en la Unión Europea, podemos conseguir algo bueno para el futuro de nuestros jóvenes, de nuestros emprendedores que en este ámbito tienen mucho que poder hacer y decir.
Fuentes: Dra. Romero Lesmes, Ángel Badillo y Real Instituto Elcano.