OPINIóN
Actualizado 18/09/2015
Estefanía Rodero Sanz

Ahora que la Cámara de Comercio de Salamanca está sufriendo una epidemia de dimisiones y su Comité Ejecutivo se está quedando en una sombra de sí mismo. Ahora que apenas se alcanza el quórum que permitiría la toma de acuerdos y ahora que la sombra de Adventia, (esa escuela de pilotos que reporta pérdidas y logró un convenio con la USAL bendecido por la Junta, alojada en un aeropuerto que se le niega a la ciudadanía salmantina)  recorre los juzgados charros,  ahora me da por pensar en todas las pequeñas empresas, en todos los autónomos que inician sus proyectos con sangre, sudor y lágrimas en medio de la ceguera de una administración que no sólo les ignora, sino que les exprime y sobreexige dada su ineficacia a la hora de controlar a "los grandes".

Caricaturas del empresariado que identificamos en Florentinos, en Díaz Ferrán de juzgado en juzgado, como si esa fuese la única realidad, como si ese modelo de jugosas adjudicaciones públicas, siempre cercano al poder, siempre de cena en cena y móviles en los que se guardan como tesoros los buenos contactos fuese representativo de la empresa española. Pero no. En todos los sectores existen privilegiados, cuota de caciques protegidos por la mano política de turno utilizando la capacidad de representación para fines personales.

Pienso en los fruteros, las peluqueras, pequeñas papelerías, la carnicería de la esquina. Pienso en el diseñador gráfico, la traductora, el editor que trabaja desde casa. El arquitecto autónomo, el centro de belleza a reventar en tiempo de bodas. Ferreteros, electricistas, fontaneros. Tiendas de todo, redactores, asesorías, consultorías. El taller mecánico y la clínica veterinaria. Las Pymes, representando el 99,6% de las empresas españolas y creando el 85% de los nuevos puestos de trabajo en la Unión Europea.

Desde luego que Podemos pone en el centro los derechos laborales de estos empresarios y empresarias, desde luego que apoyamos la economía local y real asentada en los territorios y que contribuye al bien común. Desde luego que en la empresa social y en los triples balances encontramos inspiración y camino. Nuestras propuestas para emprendedores, pymes y autónomos son éstas.

Para amiguetes, compañeros de copa y puro, alarmantes "si te atreves a hablar no vuelves a trabajar en Salamanca" y demás fauna: mano dura, luz, taquígrafos y veto del dinero público. España, el país de nuestra gente, no es un concesionario para depredadores de alta gama.

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