Los datos sobre el movimiento natural de la población señalan que la Natalidad en España ha subido ligeramente después de varios años de caída. Pero a pesar del optimismo de algunos informes, los expertos nos advierten de que este pequeño repunte obedece más a factores coyunturales, de hecho se espera que para el 2017 nuestro país entre en saldo vegetativo negativo.
El frenazo de la natalidad, no es nuevo, se viene produciendo desde hace muchos años ante la impasible mirada de nuestros responsables políticos donde se limitan a observan resignadamente los datos. Tanto en el conjunto de España como en nuestra Comunidad, donde las estadísticas son más alarmantes y superiores al resto del país, siguen sin acometer medidas que promuevan una natalidad que garantice el remplazo generacional. Se nos llena la boca hablando y encargando estudios sobre análisis de la despoblación en Castilla y León, que una vez conocidos y advertidos de la gravedad, prometen tomar medidas que reflejan en convenios o acuerdos de buenas intenciones, a ser posible, con los agentes sociales y la oposición que son muy lucidos cuando se promocionan. Aparecen en todos los medios de comunicación, donde se reflejan pero también donde mueren, pues a la hora de la verdad no cuentan con compromiso y financiación necesaria para su desarrollo y aplicación.
Las mujeres tenemos hijos más tarde porque no queremos renunciar al trabajo y a una carrera profesional, y muchas optan y eligen libremente no tener hijos. El desempleo, la precariedad, la inflexibilidad del horario laboral español, la falta de proporcionalidad en el reparto de las tareas familiares en el cuidado de los hijos y familiares dependientes, así como la ausencia de servicios sociales asequibles y aceptables donde ayuden a las familias a atenderlos, hacen que las mujeres se alejen más de la maternidad.
Se necesita con urgencia, políticas que impulsen la natalidad, con apoyo a las familias, más beneficios a la maternidad y flexibilidad laboral para que las familias jóvenes puedan compaginar su vida laboral y familiar. Todo lo contrario de lo que está haciendo nuestro Gobierno, donde los privilegiados que podemos contar con un trabajo vivimos en la constante incertidumbre de poder mantenerlo y donde pedir permisos parentales ya supone la posibilidad de perder el trabajo.
No hace falta inventar nada, solo fijarnos en otros países europeos, que han implantado fórmulas de compatibilidad laboral y familiar, con permisos familiares, una nueva red de guarderías gratuitas, precios asequibles, mejores beneficios para las familias y que son los que tienen las tasas más altas de natalidad.