Para interpretar la ciudad y comprenderla, hay que mirarla. Baltasar Gracián, ya en el siglo XVII, sostenía que «va gran diferencia entre el ver y el mirar. Poco importa ver mucho con los ojos, si con el entendimiento poco. El «ver» no tiene ninguna finalidad, el «mirar» sí: interpretar lo real. Se puede decir que mirar es «ver pensando», y pensar, decía Ernst Bloch, es «traspasar lo que existe». Para conocer la ciudad no basta con verla, para fotografiarla hay que penetrar más allá de lo que existe al verla
La fotografía tiene mucho que aportar a la creación artística. Por una parte se ha convertido en el campo artístico de moda, pero además de su actualidad, está su capacidad como ningún otro medio para traspasar la frontera de los géneros y los límites de la propia técnica para desarrollar un nuevo sentido de mezclas de estilos, concepto tan fundamental para entender la cultura del momento presente.
La cámara posibilita como ningún otro medio el tratamiento de los temas, la fotografía solidifica un instante del transcurrir del tiempo, un momento luminoso y un fragmento de realidad. Es un recurso de simplificación objetiva.
La fotografía así se presenta como un sistema de elementos con leyes internas en la que cada fotógrafo da un toque personal expresando su opinión sobre la imagen. Utiliza el momento como medio para provocar la concienciación y el distanciamiento, como índice de la realidad en la percepción
Esta reflexión se propone a través de las obras de mi exposición MIRAR SALAMANCA, la interpretación de un paisaje. En ella la ciudad en una percepción que va, muchas veces, más allá de lo que vemos? buscar, mirar y escudriñar las sombras y las luces para inventar una ciudad de luz.
Mirar Salamanca se muestra en la Cafetería del Casino desde el 11 de mayo al 8 de junio.