OPINIóN
Actualizado 11/09/2015
Carmen Pazos

 

Hace un rato he leído en este medio sobre el tema estrella del mes de septiembre, el gasto por niño en libros, material escolar y demás historias.

 

No voy a hablar de negocio de las librerías, porque sinceramente, no creo que sea tanto, lo que si voy a hablar y creo que sería una vez más, es de la barbaridad que nos obligan a comprar.

 

Repito, y esto me consta que ya lo he dicho, que vengo de una generación en la que usábamos libros, uno normalito por asignatura, y cuadernos?.y ya era en cursos más avanzados?

 

Ahora mi hija de segundo de educación infantil usa mas libros que mi hijo de sexto de primaria.

 

Tiene, además de la pauta trimestral, libros de lengua, matemáticas, inglés, religión, música, cartillas?y tiene solamente 3 años, 4 los que cumpla en diciembre.

 

El resto de mis hijos más mayores tienen libros de todo, incluso de educación física, libros que no se pueden pasar de unos a otros pues se escriben en ellos?libros que se complementan con libros para deberes, libros de lecturas, libros de bolsillo y libros que apenas usan porque evidentemente no da tiempo.

 

El problema no radica en que los libros sean caros, el problema es que usan demasiados, y está claro que eso incrementa notablemente la factura de comienzo de curso.

 

Desde estas pocas líneas hago un llamamiento a los colegios y profesores, volver a la antigua formula de explicar la lección y dictar ejercicios inventados en cuadernos de toda la vida, algo que es posible que fuera menos llamativo pero que al final de la suma era efectivo?que pidan los libros con cabeza, no para que queden en un cajón, y que se limiten a dar un respiro a las familias, solicitando solo lo que verdaderamente sea necesario.

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