OPINIóN
Actualizado 11/09/2015
Eutimio Cuesta

Las tardes, en el pueblo, dan mucho de sí. Procuras entreterlas con cosillas para que no resulten tan tediosas y pesadas, pero, a veces, no se consigue hacerlas más llevaderas; en cambio, el día antes de volver a mi destino habitual, la lectura del recorte de un periódico sin fecha, me invitó a sacar los recibos de la luz de la casa de mi pueblo de los años 2012 a 2015. El recorte informaba de que el tío Soria había confirmado que la luz, la energía eléctrica, había bajado un tres por ciento. Yo no me creo nada de lo que vomita, una día sí y otro también, el círculo de la mentira institucionalizada  u oficializada. No leo ni escucho chorradas; sin embargo, como no tenía nada en qué emplear el tiempo, saqué los recibes de la luz del cajón de la cómoda.

Ordené los del 2012, figuraba la tarifa de 7,65 euros, salvo, alguna pequeña modificación. No podía ser de otra manera, ya que la casa se pasa casi todo el año a oscuras, salvo, el guiño de un haz de luz que se cuela vigilante, por si las moscas, por alguna ranura de la persiana.

Sigo con la misma tarea, enfrascado en las lecturas de 2013, y observo alguna subida, aunque soportable.

Me detengo, en los recibos de 2014, y la cifra ya me sale de ojo: los 7,65 o los 8,91 del 2013 se han convertido en 10,29, 13,41, 18,23 y en 17,95. La subida es de las de escalofrío. Llegué a pensar si me la estarían jugando las sillas, las camas y el mobiliario en general, y, por la noche, se dedicaban a la jarana o a jugar a todo tipo de juegos, entre ellos a los arrumacos. Los reuní en el comedor y se extrañaron mucho de mi perogrullada. "Es una simple sospecha, y me tenéis que entender", les dije. Les pedí perdón y me excusé por estas salidas de ojo, ya que ellos ni se habían movido del sitio.

Y seguí fisgoneando en la carpeta, y los papeles correspondientes, al año 2015, me descifran casi idénticas cantidades que en el año anterior, con algún aumento que llegaba a 22,83 euros, o sea, que mi recibo de la luz de la casa del pueblo, casi deshabitada todo el año, desde 2013 a 2015, ha subido 14,18 euros, que, si lo expresamos en porcentaje, supera con creces el cien por cien.

Estaba convencido de que el tío Soria, con lo tío que es, no me podía mentir. No lo podía concebir por el respeto que le tengo. El caso es que, esta tarde de marras, he despertado de mi estulticia. Y, para no ser tan ingenuo de golpe, me he dicho que el tío Soria no miente, sólo no dice la verdad. 

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