Hay muchas mujeres que pasada una fecha determinada, cuarenta o cincuenta años, no les gusta celebrar su cumpleaños. A mi me sucede todo lo contrario. Cuanto más mayor me voy haciendo y van cayendo los años en el calendario soy más consciente del valor del tiempo e intento disfrutarlo al cien por cien con todas las personas que me estiman y que siguen a mi lado.
Es una gran suerte poder celebrar los cumpleaños. Aceptar que el paso del tiempo por nuestro cuerpo es sinónimo de vida.
La multitud de mensajes de felicitación recibidos desde los diferentes países donde hemos vivido, me recuerda las buenas amistades que tenemos y los momentos maravillosos que hemos disfrutado con ellas, pero no puedo olvidar a las personas que tengo cerca y que me hacen sentir especial en este día tan señalado. Mi familia y mis verdaderas amigas.
Que te preparen una fiesta sorpresa como cuando tienes cinco años, rodeada de adornos, carteles, música y tarta, te hace sentir especial y me recuerda que la niña que llevo dentro nunca se puede olvidar.
La fiesta de cumpleaños rodeada de las personas positivas, me hace reflexionar sobre todos los individuos tóxicos que tenemos alrededor, que te hacen sufrir porque se alimentan de envidia. A todas ellos les dejaría un mensaje: Que procuren ocupar su mente con pensamientos positivos y traten de proyectar su vida en hacer el bien a todos los que se crucen en su camino.