OPINIóN
Actualizado 07/09/2015
Antonio Matilla

Vaya por delante, ya desde el título, mi postura al respecto de la realidad de Cataluña, lo cual no empece que me dé cuenta de las singularidades, riqueza e importancia de aquellos territorios. Tampoco impide, sino que acentúa mi cariño hacia ellos y, sobre todo, a quienes los habitan. Espero que, así mismo, no obstaculice mi sentido crítico. Siempre he tenido un gran respeto a pensar y escribir sobre Cataluña, por las razones antedichas y también porque algunos amigos catalanes me han sugerido reiteradamente que no debo opinar desde fuera sobre algo que no conozco y que, desde dentro, es mucho más complejo de lo que nos parece a los de fuera. Pero como ya tengo una edad y algo de experiencia, siempre mejorable por supuesto, no me apetece callar y, aun a riesgo de equivocarme ?errare humanum est-, torno a pensar.

Por deformación profesional me gusta partir de datos, no de  entelequias y, en este caso, el dato que tengo delante, descargado de la web oficial del Gobierno de la Generalidad de Cataluña, es el "Libro Blanco. La transición nacional de Cataluña. Síntesis".

Ya desde Aristóteles se sabe que la mera opinión no es científica. Pero en política la opinión conforma el voto. No soy historiador, ni político, ni sociólogo, ni jurista, ni economista, sino un mero aprendiz de filósofo y un profesor de Lengua Española en Primaria jubilado, zamorano de nación y salmantino de pasto, varón y ciudadano. Desde esos condicionantes subjetivos formo y expreso mi opinión: Cataluña es España. En tiempos del tardofranquismo era mi opinión política que España debía ser un país democrático y se vio corroborada por el proceso que condujo a la promulgación de la Constitución de 1978. Mi opinión política sobre Cataluña no podrá ser ni corroborada ni contradicha por el proceso del que forman parte ?según el convocante- las Elecciones autonómicas convocadas para el 27S en Cataluña. Esto no es una chulería, es la constatación de otro dato político: a mí no me han convocado a aquellas urnas.

No hay motivos suficientes, en mi opinión, insisto, para postular la independencia de Cataluña desde el punto de vista histórico, ni cultural ni económico. Y, si intento tener en cuenta la globalidad del asunto, que abarca esas tres referencias ?histórica, cultural y económica- y otras muchas, tampoco veo causas suficientes para la independencia.

Sin embargo, debo tener en cuenta los datos, también los que provienen de opiniones contrarias a la mía para intentar al menos comprenderlas. En este sentido he recopilado una serie de expresiones tomadas literalmente del citado Libro Blanco, sobre todo del prólogo firmado por el máximo representante del Estado español en Cataluña, el Excmo. Sr. Artur Mas (los subrayados son míos). Si alguien quiere mejores análisis, puede leer el artículo de mi sobrino Luís Virgos en reus.digital, escrito en catalán. Veamos algunas de esas expresiones:

Pg. 6: "?imposibilidad de seguir sintiéndose nación con la pertenencia a un Estado que le reconociera sus hechos diferenciales"?"el proceso político es posible gracias a la suma y al trabajo conjunto de muchas voluntades"

Pg. 7 y siguientes: "Ahora corresponde a cada persona?sobre todo desde sus anhelos y deseos?ejercer su derecho a decidir?llegar todo lo lejos que nos propongamos?este es nuestro sueño. De nuestra voluntad depende que sea posible".

Me llama la atención, en el cuerpo del citado Libro Blanco el continuo y abusivo empleo del condicional y del modo subjuntivo, que acentúan la visión subjetiva de los problemas abordados. Y me chirría el uso de la palabra: "ultrapasar", que es fácil de entender en catalán, pero que en español no está reconocida por el diccionario de la RAE y que debería traducirse por sobrepasar.

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