OPINIóN
Actualizado 29/08/2015
Rubén Sánchez Parazuelo

O como en España seguimos aplicando el "burro grande, ande o no ande"

He tenido la suerte este verano de poder hacer una breve escapada a las pocas ventanas con futuro abiertas en Europa. Uno de esos pequeños lugares de los que, estando en el viejo continente, mira al futuro sin anclarse en el pasado. Con esa perspectiva de más de quien se sintió preso y ahora libre, de quien se sabe autónomo para tomar decisiones que le lleven a un lugar económico que, cuando menos, no suene a pasado. Y este rincón de Europa tiene bastante pasado, pero siempre estuvo dominado, ocupado, subyugado. Hoy crece siendo uno de los motores de Europa. Lo hace convencido, sin ruido, sin modelos clásicos a los que copiar. Se esta haciendo a si mismo aplicando el liberalismo económico casi más de manual. Y lo mejor, sus decisiones, sin complejos, ajustadas a mercado. Conversión al euro sin redondeos, premiando lo local (artesanos y calidad) frente a lo estandarizado e importado, prestando servicios ajustados a la demanda. Y sin dar muestras de ostentación. Para ir a este lugar, he viajado en un Bombardier CRJ900, un avión "chiquitito" de casi 100 pasajeros. El resultado: atención, buenas prestaciones, servicio cortés y educado y a un precio, digamos, half cost. Olvidándonos del agotador low cost al que parece que hay que hacer ya todos los servicios, se pueden prestar grandes servicios en tamaño ajustado. Una visión de la economía de impulso en vasos pequeños que hace verlos siempre llenos. De hacer esfuerzos de calidad en continentes adecuados. Al volver a España, inmediatamente pones tus manos en la cabeza ¡cuanto haría esa gente de nuestra economía con su manera de trabajar! Aquí seguimos pensando que es mejor burro grande ande o no ande. Sobredimensionando las cosas, llenando todo de luces y colores que son más para distraer (encarecer) que para dar el servicio que se demanda. Llamenme quijotesco, pero quedandome en España no sólo traigo esta idea que he aprendido este verano, la pienso poner en práctica y tratar de difundir. Aviones que puedan volar entre lugares de España que no tengan que ser Boeing 747, minibuses que me lleven tan cómodamente como el último modelo de Scania... En este país seguimos pensando que es mejor una carrera universitaria y un disgusto hacer una FP y vemos con pena en el municipio vecino en el que los buses urbanos no miden tanto como en el nuestro. Lo que nos hace falta es viajar un poco, un poco más allá de nuestro ombligo.

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