Hace ya años que tomé la decisión de dejar de ver y escuchar noticias, podría resumir la explicación en que ahora me he vuelto muy selectiva, selecciono escrupulosamente de lo que quiero estar informada para no vivir en la constante angustia de que el fin de los días se acerca?.
Ha llegado un momento en que tener acceso a demasiada información y sobre todo, el uso tremendista (que es el que vende) con el que se informa, ha instalado tanto miedo en nuestra vida que ya no sabemos disfrutar ni de las pequeñas cosas, tenemos tanto temor a lo que pueda suceder que estamos dejando de respirar por temor a sí mañana no podemos plantar más árboles, ¿no se puede informar dejando abierta la puerta a un hilo de esperanza?, algo así como dar una de cal y otra de arena, algo parecido a la sonrisa telefónica, que no la vemos pero la percibimos?¿nadie se da cuenta de que el miedo nos está paralizando?
Desde estas pocas líneas cada semana, gracias a la oportunidad que me brinda este medio me gusta plantar matorrales, árboles que necesitamos todos. Si al menos una persona esa noche se marcha a la cama con fuerza para acometer el día siguiente, el esfuerzo merece la pena.