El presidente Herrera vuelve a depositar en la persona de Antonio Sáez Aguado, que repite, la Consejería de Sanidad en Castilla y León. Sorprende que siga confiando en él cuando ha sido uno de los Consejeros que más problemas ha generado, no solo por su actitud soberbia y prepotente, sino por la mala gestión realizada durante su mandato y que ha sido contestada por numerosas mareas blancas que se han manifestado en la mayoría de provincias de nuestra comunidad.
Cuando Herrera tomó posesión de su nuevo mandato pidió a sus nueve Consejeros: "infinita capacidad de acuerdo, diálogo y pacto", todo lo contrario de lo que representa Sáez Aguado, distinguido por su arrogancia, sarcasmo y falta de diálogo. Político experto en la manipulación de la información, ha manejado como nadie el "divide y vencerás" además de avivar más el conflicto que la negociación. Aunque entiendo que hay que darle un voto de confianza en esta nueva etapa, mis esperanzas se desvanecen al anunciarse los nuevos cambios en el Sacyl y ver como también ha sido nombrado Rafael López, actualmente Gerente del Complejo Asistencial de Salamanca, máximo responsable de la Sanidad Pública en Castilla y León, símbolo de la nefasta gestión de los hospitales de Zamora y Salamanca y que ha sido contestado por las mayoría de sindicatos y organizaciones sociales y profesionales.
Resulta poco creíble que estas dos personas se nos puedan revelar como nuevos hombres de diálogo y consenso después de haber vivido conflictos muy duros con ellos, además del constante deterioro de la Sanidad Pública en nuestra Comunidad. Necesitamos hombres y mujeres, en nuestra Sanidad, prudentes que respeten a los profesionales y ciudadanos y que sean capaces de emprender reformas serias y profundas que mejoren la asistencia sanitaria y, desgraciadamente dudo que estas dos personas puedan hacerlo, por lo tanto nos espera un otoño caliente.