Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Solo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro.
Lo dejo suelto, y se va al prado, y acaricia tibiamente con su hocico, rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas? Lo llamo dulcemente: ¿Platero?, y viene a mí con un trotecillo alegre que parece que se ríe, en no sé qué cascabeleo ideal?
Come cuanto le doy. Le gustan las naranjas, mandarinas, las uvas moscateles, todas de ámbar, los higos morados, con su cristalina gotita de miel?
Es tierno y mimoso igual que un niño, que una niña?; pero fuerte y seco por dentro, como de piedra. Cuando paso sobre él, los domingos, por las últimas callejas del pueblo, los hombres del campo, vestidos de limpio y despaciosos, se quedan mirándolo:
_Tien´asero* ?
Tiene acero. Acero y plata de luna, al mismo tiempo.
*Transcripción fonética del lenguaje hablado popular andaluz.
De esta manera, Juan Ramón Jiménez intenta resaltar y acercar al lector ese lenguaje de Andalucía, con gran realismo.
Juan Ramón Jiménez
Platero y yo
Edición de Michael P. Predmore
Ediciones Cátedra S.A. 1980
Página 85
PLATERO
Mi burro Platero
me mola un montón,
es blando y suave,
como de algodón.
En el prado pasta
libre como el viento
y, a las flores, cosquillas
le hace su aliento.
Le encantan los higos
-le saben a miel-,
come mandarinas
y uvas moscatel.
Es tierno y mimoso
como son los niños.
¡Qué hermosos paseos
damos los domingos!