"El papel de las mujeres en el progreso de la civilización es mucho mayor que el del hombre, por lo que debería desarrollar sus aptitudes de acuerdo con su naturaleza, sin imitar a los hombres". Alexis Carrel (1873-1944), médico e investigador, debería ser leído por el misógino, y macho entre machos, alcalde de Valladolid.
Quizá lleguemos a cortar el último árbol, envenenar el último rio y pescar el último pez, y sólo entonces, como dijeron los indios Cree norteamericanos, nos daremos cuenta que el dinero no se puede comer.
"Un paisaje se conquista con las suelas del zapato, no con las ruedas del automóvil", afirmó William Faulkner (1897-1962). Mark Twain (1835-1907), por su parte, no pedía otra cosa que el cielo sobre él y el camino bajo sus pies. El verano es un buen momento para recuperar esas sensaciones.
Olvidamos que, como dijo el ensayista Horace Vachell (1861-1955), "en la naturaleza no hay recompensas o castigos; hay consecuencias". El descontrol climático que vivimos es una de ellas. Y no será porque no nos avisara ya Víctor Hugo (1802-1885), hace dos siglos: "una inmensa pena me produce ver que, mientras la naturaleza habla, el género humano no escucha".