OPINIóN
Actualizado 14/08/2015
Eugenio Sánchez Redondo

   

En torno a la mesa camilla con faldillas en la calle los Tilos, con Martín y Leo, desde ayer hasta hoy.

   Cimientos de pan y carbón, Gabriel y Galán, el ferrocarril, que nos dio y también quitó la vida; "La estación de los Redondos".

   ¡Nada más grande que la familia!

   Lo nuestro es pasión, devoción por los pequeños y respeto a los mayores. Nuestras retinas fijaron al hombre con boina y trote andarín, al coleccionista de sellos, monedas y nietos.

   La mesura y ternura se llamaban Leonarda.

   Ayer y hoy, recuerdo y mañana. Nos unen nuestras manos, miradas y sangre.

   ¡Qué orgullo y qué responsabilidad! Honrar a los nuestros y acariciar el futuro con la memoria viva.

   Creo en ti, Redondo, me lo diste todo, cuna, cobijo, alegría, cariño y vida.

   Nos iremos yendo, con la cabeza alta, pero nunca, nunca, nunca del todo.

 

   A la familia Redondo.

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