OPINIóN
Actualizado 11/08/2015
Fernando Robustillo

Preñada de historia con notables edificios que albergan o han albergado templos, casas e instituciones públicas o privadas del mayor abolengo, su historia se remonta más allá del medievo. Hoy, el corazón de la ciudad del Tormes es la Plaza Mayor, pero ha

Plaza de gente de paso y también para pararse a descansar en sus bancos. Tu mirada, querido amigo, la tuya, viajera, puede remontar detrás de un pájaro y los árboles posar las hojas sobre tus hombros sin que realices un mínimo gesto. Eres tú en tu evanescente más acá, en tu estoicismo necesario. Pero tal vez los ojos de tus hielos perpetuos, que son los cuentos de tu infancia, viajen más allá y despierten ensoñaciones históricas como las de aquellos feudales enzarzados en disputas. Posiblemente. (Edificio emblemático: Casa de Doña María la Brava, siglo XV).

 

Como poema épico, relatamos el origen de su disgregante nombre y aprovechamos para decir que ya ha tiempo que los muchachos volvieron a jugar en la plaza.

 

(En la ilustración, escena de una obra de teatro de principios del siglo XX que recreaba los hechos).

 

 

 

PLAZA DE LOS BANDOS

 

Echaron a pie en la plaza

un hijo de Enrique  Enríquez

y dos hermanos Manzano,

niños bien de Salamanca,

¡y menudo cisco armaron!

 

La Historia está de testigo,

no hubo trato en la elección,

los ánimos se exaltaron,

y fue tal la discusión

que llegaron a las manos.

 

Y en tan maldita la hora

al Enríquez lo mataron.

¿Qué más podía ocurrir

en lo que hoy son Los Bandos

por tan vil asesinato?

 

Ocurrió que los Manzano,

temiéndose  la venganza

del mayor de los hermanos,

lo asaltaron por sorpresa

y también se lo cargaron.

 

La madre de los Enríquez,

viuda y sin sus vástagos,

se alió de veinte hombres

y con la sangre bramando

fue en busca de los malvados.

 

Allá en Viseu, en Portugal,

asidos que fueron ambos,

y sin más ejecutados,

pidió cortar sus cabezas

y con ellas regresaron.

 

Esta afrenta entre familias

a los nobles dividieron

y se formaron dos bandos,

a duelo y muerte enfrentados,

que al pueblo atemorizaron.

 

Ocurrió en el "quattrocento"

y a la madre la ensalzaron

como María la Brava,

que es título de nobleza,

no venganza por su mano.

 

Menos mal, amigo Sancho,

la historia de ayer no cuenta

para hacer jurisprudencia.

Si esto ocurría entre los nobles,

¿qué pasaría más abajo?

(inédito)

 

Fernando Robustillo Rodela

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