Los salmantinos adquieren las participaciones a partir de septiembre
El verano es la época idónea para olvidarse de las preocupaciones laborales, del estrés en el trabajo. Un período dedicado al descanso, a recargar las pilas, con un objetivo en mente: afrontar con energía el fin de año y el inicio del próximo. Pero también es el momento de reconciliarse con el azar y acudir a las administraciones de lotería para comprar los décimos del sorteo de Navidad. Salieron a la venta a mediados de julio y ya hay quienes han adquirido las primeras participaciones. Sobre todo los turistas, dispuestos a aprovechar la estancia en Salamanca para hacerse con algunos números. Convencidos de que en diciembre la suerte llamará a sus puertas.
Un ritual con el que están familiarizados los vendedores de la capital. Es el caso del salmantino Antonio Hoya, responsable de un puesto de lotería cerca de la Plaza Mayor. Conoce a los que compran en agosto: "Son personas que proceden de otros sitios de España". Pasan unos días en la ciudad y se decantan por adquirir unos décimos para llevarlos a sus lugares de origen y repartirlos entre los familiares y los amigos. En cuanto a las terminaciones, tal y como asegura Antonio, se decantan por los números impares.
Coincide con él Juani Rodríguez, una salmantina de mediana edad que trabaja en un quiosco ubicado en Pizarrales y que también vende participaciones: "A menudo te piden el trece y el quince". Y normalmente son familias que llegan de otras provincias. "Durante este mes, muchos de los que vienen residen fuera de aquí", sostiene. Por el contrario, los salmantinos prefieren dejarlo para el otoño. "Acuden a partir de septiembre", recalca.
Testigo de ello es también Alberto Villanueva, encargado de una administración de lotería en el centro de la capital. "Ahora, sobre todo, muestran interés los turistas", afirma. Dentro de un mes, según subraya, los charros se acercarán en busca de participaciones: "Cuando acaben las vacaciones habrá más ajetreo".
Quizá en otoño reciba a Rubén García y Juanma Calvo, dos salmantinos de 26 años que a finales de año siempre visitan algún puesto de venta. "No solemos gastarnos mucho dinero, pero sí jugamos", sostienen. Juanma no es partidario de elegir una terminación concreta: "El número es lo de menos, ya que hablamos de azar". Un razonamiento que no convence a Rubén, que desde hace años siente predilección por el siete.
El salmantino Juan Francisco Marcos también deja para después del verano la compra de los décimos navideños, concretamente para noviembre. "Todavía es muy pronto", destaca. Pertenece a una peña y cada año todos los integrantes prueban fortuna por si alguna vez logran alguno de los premios del sorteo de diciembre. Eso sí, se mantienen fieles a un número, el dos: "Siempre lo cogemos, es nuestra costumbre".