Muchas veces se nos llena la boca hablando de la importancia del diálogo y algunas personas, sobre todo en el ámbito político, no se cansan de repetirlo, pero a la hora de la verdad no hay predisposición para ello. En muchos casos, es una imagen de cara a la galería que se usa como estrategia. Dialogar no es lo mismo que hablar. El diálogo requiere respeto al que habla, saber escuchar antes de responder, no imponer, tener capacidad para cambiar, estar dispuestos a alcanzar un acuerdo y sobre todo, entender que la diferencia de opiniones es algo normal. También es un intercambio de opiniones, una comunicación humana y civilizada que cada vez se hace más importante. Desde pequeños y en el colegio se nos debería de enseñar y educar en la importancia del diálogo, la tolerancia, la igualdad y la justicia, como búsqueda de consenso y convivencia.
En éste contexto de crisis que vivimos, si hubiéramos usado la herramienta del diálogo se habría facilitado una recuperación de la crisis, no la hubiera resuelto, pero seguro que hubiera ayudado a aliviar enfrentamientos y los problemas se hubieran abordado con más confianza. Una demostración de esa confrontación se ve en la excesiva judicialización de la política, son demasiados los conflictos que se han llevado a la justicia para su resolución, siguiendo hasta el final de la vía judicial, cuando no deberían de haber salido jamás del ámbito político. Hemos dejando a los jueces como protagonistas y árbitros de conflictos y procesos muy costosos que pagamos todos los ciudadanos por culpa de la rigidez mental, falta de criterio, cintura política y educación democrática, de nuestros políticos. No entienden que una sociedad democrática necesita del diálogo como expresión y garantía de la democracia.
El diálogo es el equilibrio político y amplía la perspectiva sobre los temas. La búsqueda de consenso son elementos esenciales en un Gobierno que debe mirar, escuchar y contar con la sociedad para quien gobierna. Hay demasiado recelo al diálogo, lo vemos todos los días a través de los medios de comunicación, en las ruedas de prensa donde muchos políticos no aceptan preguntas y eluden las de los ciudadanos. Esperemos que con la nueva composición de fuerzas políticas se vaya cambiando la forma de hacer política.