Calor, mucho calor cuando llegué a Monleras el domingo. Es el contorno de Ledesma un febril mapa encinareño rotundo y sólido. Tierra dura, visceral, plomiza de parduscos montículos y piedra enquistada en su abrigado pecho terroso y seco. Y en las márgenes de Monleras un lago hermoso que en este estío furibundo aparece desconchado, al pairo de un solazo irreverente y titánico. Monleras tiene lo que llaman un Espacio Escénico titulado La Panera y en él un insospechado abismo de creatividad y celo cultural, celo teatral.
Los de Ateneo Teatro llevamos más de un año rebuscando aplausos llevando por los pueblos el arte de Talía, pueblos y ciudades y cuando llegamos a Monleras sorprendidos quedamos del alto nivel que para acomodar este arte tiene un pueblo pequeño pero, no hay duda, soberbiamente conducido y comprometido en los asuntos culturales. Allí nos acogieron con un fervor de risas que agradecemos de corazón. Llevando nuestro saludo sincero hasta Juanje, alma de lo cultural en el pueblo y a su alcalde Ángel Delgado. Una grata sorpresa Monleras y un ejemplo a seguir.