OPINIóN
Actualizado 26/07/2015
@santiriesco

 

Mi conocimiento del islam es muy reducido. Y eso que pasaron ochocientos años en el país que habito. Apenas si conozco los elementos básicos de una mezquita, que rezan cinco veces al día mirando a La Meca, que durante el Ramadán están de peor humor y que en la fiesta del cordero hacen unos pinchos morunos de quitarse el sombrero. Pero no sé distinguir entre sunitas y chiítas más allá de lo que dice la wikipedia. Es una de mis muchas asignaturas pendientes. Siempre lo digo: sé casi nada de casi todo y de los hijos de Alá, ni siquiera un poco.

 

En España se calcula que hay un millón de mahometanos, entre ellos están Taher, mi vecino del quinto (el mejor de los vecinos que habitan mi bloque ?con diferencia- aunque no nos una la religión sino nuestra común afición al fútbol, nuestra misma edad y tener dos criaturas per cápita en el mismo colegio público). También está entre este millón de musulmanes patrios mi admirado compañero Bouziane Ahmed, periodista argelino que tuvo que huir de su país por ejercer la libertad de expresión y que es el director de "Islam hoy" el programa musulmán de la televisión pública nacional.

 

Mi relación con el islam, ya digo, es más personal que institucional. Y no tengo ninguna queja. Al contrario, creo que mis amigos musulmanes son gente de fiar, sinceros y auténticos. Como Youssef, un marroquí del Atleti que cada año me felicita por Pascua la resurrección de mi Dios y que tiene más detalles conmigo y con los míos de los que yo pudiera tener con él en diez vidas. Lo dicho, gente buena de verdad.

 

Traigo este rollo aquí porque ahora que se relaciona terrorismo con musulmán, me he encontrado algunas iniciativas que parecen no interesar. Al menos a los grandes medios. Resulta que en Oslo, la capital noruega, un grupo de musulmanes va a formar un "anillo de la paz" en torno a la sinagoga donde rezan los judíos. Y a mí me parece un notición. Es mucho más que un gesto de paz. Resulta que en Estados Unidos un grupo de jóvenes musulmanes se han solidarizado con los cristianos y les acompañarán durante los 40 días de la cuaresma. Lo están moviendo en las redes sociales con la etiqueta #muslims4lent. Y suben fotos indicando cuál será su pequeño sacrificio para acercarse más a Dios en este tiempo de preparación antes de la gran fiesta de la resurrección. Tampoco saldrá en los grandes medios.

 

Acabo de llegar de Benín. He grabado dos misiones católicas en territorio netamente musulmán. El trato de la gente ha sido maravilloso. Hemos visitado mezquitas centrales, mezquitas principales y mezquitas familiares. Imanes en sus casas, imanes rezando, imanes con sus consejeros. El trato personal ha sido exquisito. Sobre todo con el pueblo llano y sencillo, que es el del vivir cada día. Una única pega: no nos han dejado grabar. "Órdenes de arriba" decían compungidos y avergonzados los imanes principales en los que se percibían sinceras intenciones de querernos ayudar. Y me fui pensando en lo que me dirán mi vecino Taher, mi compañero Bouziane y mi amigo Youssef. 

 

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