OPINIóN
Actualizado 26/07/2015
Boris Rozas


    Mi viejo tocadiscos de la Tamla, atado al principio de la invisibilidad muda, que recién ahora muerde el polvo en el trastero de una vida
con banda sonora, ha dejado atrás su solsticio de cuatro paredes
y no ha vuelto a dejarse escuchar.
Siento que he muerto todavía pocas veces.
No se enciende lo suficiente mi espejo ante el sentimiento desbordado
del adolescente, que recién ahora mastica el amor en la parte trasera
de un coche prestado, Mary Wells al volante del cielo que oscurece
para no volver jamás, Atisbo de inocencia perdida
en el fondo del gin-tonic de no siento lo mismo por ti,
agitado por el cheque sin fondo de los años
que has pasado sin dejar de enamorarte, con resultado en puntos
cardinales de sutura y el grito del amor que no ha vuelto
a dejarse escuchar. Siento que creas
que eres tan valiente como para poder morir sólo una vez.
Tarde de apuntes en una biblioteca vacía, donde sólo se estudia
el jolgorio de una calle embrutecida por el sol, que recién
ahora mastica el sabor de la primavera, Mary Wells al volante
del cielo que se abre a mi paso como todos los años. Siento
que creas que eres tan valiente.
Mi viejo tocadiscos de la Tamla ha dejado atrás
su solsticio de cuatro paredes
y no ha vuelto a dejarse escuchar. Mi nueva silla Malkolm
de altura e inclinación regulables
me devuelve a mi banda sonora de cobarde
que todavía ha muerto pocas veces.

 

Boris Rozas, del libro "Invertebrados", año 2014, I Premio Internacional de Poesía "Pilar Fernández Labrador".   
   

Leer comentarios
  1. >SALAMANCArtv AL DÍA - Noticias de Salamanca
  2. >Opinión
  3. >Gin-tonic