Me proponía escribir un artículo sobre ciertas actitudes de ciertas personas que usan la religión o las ONGs para darse a conocer y todas aquellas actividades "solidarias" que emprenden distan mucho de ser desinteresadas. Les importa más la foto que lo poco o mucho que pueden hacer por los demás.
Pero se me ha atragantado la tarde y he recordado dos poemas que hablan de la hipocresía de las personas a las que les importa más el qué dirán que la felicidad de los seres cercanos y del valor del dinero como motor de vida. Creo que representan a esa clase de Fariseos del siglo XXI que tanto, tanto, tanto abundan en este esperpéntico mundo.
"Tened cuidado de no hacer vuestras buenas obras delante de la gente para que os vean;?" (Mateo 6,1 y siguientes).
EL PASO DEL TIEMPO
El tiempo es oro
-me dijo-
y se fue calculando en dinero
lo que había perdido al saludar.
Yo me quedé allí,
sentada en aquel parque sombrío,
mientras las nubes
arropaban a la luna.
Calculando en palabras
lo que había dejado de pensar.
LA PRIMERA VEZ
Un travestí
se ha echado a la calle
por primera vez.
Su mujer y sus hijos
lo miraban desde el balcón
retorciéndose de dolor
y pensando en los vecinos.
"Ella" ya tenía 50 años
y su alma
estaba en pañales.
Ellos, tenían la edad infinita
y sus cuerpos
no presentaban arrugas.